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Restauran oficinas y salas del Concejo, pero siguen evaluando una mudanza

Luego de muchos años sin ningún tipo de trabajos importantes, se están haciendo tareas de pintura y reparaciones en el sector que ocupa el Concejo Municipal, incluyendo la sala de sesiones. Tanteos con el Ejecutivo por un posible "canje" que permita utilizar el sexto piso para oficinas del Ejecutivo y mudar el cuerpo legislativo a un sitio con mayor accesibilidad y disposición de espacios.

Locales26/02/2021Redacción webRedacción web
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N. Gramaglia

Cuando el intendente Luis Castellano abra el período de sesiones ordinarias del Concejo Municipal, el próximo 4 del corriente, llegarán a un sexto piso completamente renovado. Es que actualmente el que ingrese a ese sector del edificio municipal, donde funciona el poder legislativo, se encontrará con un escenario diferente al habitual: tachos de pintura en los pasillos, escaleras y obreros trabajando a full en la restauración de casi todo el piso.
Las obras comprenden la reparación de algunos cielorrasos y paredes que mostraban descascaramientos y manchas de humedad, así como la renovación completa de la pintura de la sala de sesiones, los pasillos que comunican a las distintas áreas y también las oficinas de la administración general y de los bloques políticos, así como los despachos de Presidencia y de todos los concejales. También se prevé el cambio de las alfombras de la sala de sesiones –que abarcan al sector reservado a las autoridades del cuerpo y a las bancas de los concejales, separadas por la barra del sector correspondiente al público- y la reparación y mantenimiento de los sistemas eléctricos.
Salvo algunos cambios obligados que se dieron a lo largo de los años, como consecuencia de la necesidad de adaptar los espacios de oficinas a las necesidades surgidas de la incorporación de nuevas bancas, no se hacían obras en el Concejo desde hace por lo menos dos décadas. Los últimos trabajos de significación fueron la eliminación de la antigua sala de comisiones, en cuyo espacio se construyeron oficinas para concejales, dado que anteriormente había ediles –sobre todo los del oficialismo- que compartían las oficinas, muy estrechas de por sí.
Esta "promiscuidad" entre ediles dejó algunas marcas en la historia del cuerpo. Cuando la justicia determinó que desde las oficinas del Concejo habían partido algunos correos electrónicos con contenido injurioso para personas de Rafaela, en el año 2002, pudo llegar hasta una oficina que compartían los entonces concejales Rodolfo Enrico y Víctor Fardín, con sus respectivos secretarios de bloque. El escándalo, que incluyó escenas de pugilato entre el secretario de Enrico y Fardín, ante las recriminaciones por la responsabilidades en el hecho, terminó generando una obligada separación de los ediles, y expuso las necesidades de espacio que ya entonces evidenciaba el Concejo.

¿Mudanza en puerta?

Todas las decisiones en materia de inversiones en el Concejo parten de los presidentes del cuerpo, generalmente en consulta con los distintos bloques. En este caso correspondió a Germán Bottero –que transita los pasillos del sexto piso desde el año 1999- resolver la necesaria restauración del espacio que ocupa el poder legislativo. Pero hay un tema de fondo que pocos quieren tocar públicamente, más en un tiempo como el  presente, en que las urgencias de la coyuntura determinan prioridades específicas: la mudanza del Concejo.
El expresidente Jorge Maina –fallecido el año pasado- fue el que más fuerza le dio a la idea original que data de la época en que fue construido el actual Palacio Municipal- de construir una sede propia del Concejo en la actual Explanada del edificio municipal, sobre Moreno 8. Ese espacio estuvo históricamente reservado al Concejo Municipal, pero nunca hubo partidas para ejecutar el proyecto, que hoy demandaría unos cientos de millones de pesos de inversión. Maina intentó reflotar la idea e incluso elaboró una especie de plan estratégico para cumplir con el objetivo de darle más independencia al Concejo, otorgándole un espacio separado del cuerpo principal de la administración y fundamentalmente garantizando accesibilidad, dado que para llegar a hablar con los concejales es necesario subir seis pisos y atravesar la cadena de controles de acceso al Palacio. Así, el Ejecutivo puede saber hasta el color de cabello de los visitantes que reciben los concejales.
Más cerca en el tiempo, Raúl Bonino también hizo algunas gestiones reservadas ante el intendente Luis Castellano –que en sus épocas de concejal fue uno de los que compartió oficinas con sus pares del mismo bloque y conoce las incomodidades que ésto genera- , pero no para hacer un edificio propio sino para "canjear" espacios: liberar el sexto piso para que allí se puedan trasladar algunas secretarías –Cultura y Educación, por ejemplo, están fuera del edificio, en otros inmuebles- y conseguirle un espacio nuevo al Concejo.
Hay algunos problemas básicos: el Concejo necesita un inmueble muy grande. Hay diez concejales, que deben contar con oficinas individuales. Pero también se requieren espacios para la presidencia, la secretaría, la prosecretaría, el área administrativa, archivos, el sector de maestranza, la cocina, una sala de comisiones (en la actualidad las reuniones se hacen en la sala de sesiones) amplia y una sala de sesiones con capacidad muy amplia, por lo menos para unas cien personas.
¿Tiene la Municipalidad en alquiler algo que pueda albergar al Concejo? En principio, no. Algunos ediles pensaron en la chance de llevar Educación al sexto piso y utilizar las oficinas de esa dependencia en el Complejo del Viejo Mercado. Pero en conversaciones informales, Bottero descartó esa posibilidad. 
Mientras tanto, "de eso no se habla" porque nadie quiere herir susceptibilidades poniendo en agenda un tema que no es políticamente correcto en un año electoral en donde las prioridades, está claro, son otras.

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