Sitios palafíticos prehistóricos de Los Alpes

El lago Viverone es el tercer lago más grande del Piamonte, ubicado en la parte más oriental del territorio canavese, y como todos los lagos de esta zona, es de origen glacial. El lago está incluido en dos municipios: Viverone, Biella (del que toma su nombre) y Azeglio, Turín.

Es una de las pocas cuencas piamontesas que no se congela durante el invierno, y por esta razón, numerosas aves acuáticas pasan allí todo el año, se detienen para pasar el invierno o durante las migraciones. También se ha convertido en un lugar de anidación para especies de aves que son muy raras en la región o para las aves rapaces.

Se encuentran diferentes tipos de hierbas, incluso de grandes dimensiones, mientras que los nenúfares, enraizados en el fondo del lago pero con hojas flotantes emergidas, bordean las orillas del lago donde el agua no es muy profunda.

Es precisamente esta diversidad, la presencia de un microclima templado a lo largo de las orillas del lago y la gran disponibilidad de recursos, lo que llevó al hombre, ya en tiempos muy antiguos, a habitar a lo largo de las costas de este enorme espejo de agua.

Pero el hombre no se limitó a vivir en la orilla del lago. Entre 1965 y 1975 se iniciaron las primeras investigaciones arqueológicas oficiales dentro del lago, que condujeron a descubrimientos extraordinarios, tanto que después de unos pocos años se inició una gran campaña de excavaciones arqueológicas. En la década de 1970, se hicieron importantes hallazgos dentro del lago, como restos de cerámica particularmente valiosos con un motivo decorativo muy peculiar, una espada de bronce, puntas de lanza y dos piraguas conservadas en el Museo de Antigüedades de Turín, lo que demuestra que se trataba de una población dedicada a la agricultura, la pesca y la cría de animales. 

Los palafitos de Viverone se confirman como uno de los sitios arqueológicos más importantes a nivel internacional. La última confirmación llega de la Universidad de Cambridg en 2016. Algunos estudiosos que se sumergieron en las aguas del lago sacaron a la luz nuevos y preciosos hallazgos guardados por el sitio. El material se remonta a un período comprendido entre la Edad del Bronce Medio (es decir, entre 1700-1350 a. C.) y el final (1200-700 a. C.) y se compone principalmente de fragmentos, objetos de cocina, trozos de piedra puntiaguda y piedras de trabajo. Objetos analizados con el uso de Carbono 14 antes de ser sellados y dejados bajo custodia en el Museo del Territorio de Biella donde deberán cata­logarlos y exhibirlos.

El resultado de esta investigación es algo sensacional. Según las estimaciones realizadas por los investigadores, una comunidad de mil personas que usaban equipos avanzados, un signo de una civilización altamente desarrollada, vivía en los palafitos del lago. Hoy parece muy poco, pero en ese momento era casi como una metrópoli.

Una pequeña Pompeya se esconde bajo las aguas del lago Viverone: para anunciar este descubrimiento, durante una conferencia en el Museo del Territorio Biellese, fue el profesor Francesco Menotti de la Universidad de Bradford, quien junto con sus colegas de Cambridge y Padua realizaron una serie de estudios submarinos cerca de los palafitos.

Protegidos por el agua a una profundidad de entre 2 y 3 m, hay más de 5000 palos clavados en el terreno. No son más que los restos de una antigua y gigantesca aldea que data de la Edad del Bronce, un arco de tiempo de 4.000 años.

El pueblo era absolutamente gigantesco en ese momento y tenía una estructura muy particular, única en todo el Piamonte. El diseño de la aldea era circular, de unos 70 m de diámetro y estaba predispuesto a una rudimentaria regulación urbana.

Es un excelente ejemplo de una estructura habitacional de la Edad de Bronce. Las cabañas, las cercas, los caminos, estaban hechos de madera y los restos conservados permiten reconstruir con precisión la planta.

El entorno que rodea el sitio, una zona fascinante de marismas, prados y álamos, está protegido por normas específicas de protección del medio ambiente italianas y europeas. 

Dentro del pueblo había todo lo necesario para sobrevivir, viviendas y recintos para animales. Presumiblemente en el centro estaba el corazón latiente, dirigido por un Rey. También había dos empalizadas que rodeaban toda el área habitada, atravesadas por un largo camino que conectaba directamente con el continente. Sin embargo, hay que considerar que los palafitos prehistóricos no se construyeron directamente sobre el agua. Los planos eran elevados, para evitar posibles inundaciones y reducir el efecto de la humedad dentro de la casa. Entre los diversos hallazgos, también se encontraron espadas y armas, evidencia de la sociedad de la Edad de Bronce y la presencia de guerreros dentro de esta antigua comunidad.

Las reproducciones fueron construidas a lo largo de la orilla del lago, no exactamente fiel a las cabañas de la Edad del Bronce, debido a la imposibilidad de ver estos hallazgos directamente. 

Es absolutamente seguro que debajo de este lago todavía hay muchas reliquias por descubrir.

Según los análisis realizados en los objetos encontrados, parecería que las poblaciones que vivían aquí tenían muchas cosas en común con otros pueblos cuyos restos se encontraron en el sur de Francia e Inglaterra.

Viverone contribuyó así, con sus palafitos ocultos a metros de profundidad, a comprender cómo vivían las poblaciones de un tiempo lejano. Todo ésto fue posible gracias a la den­drocronología, una técnica de datación basada en los anillos de crecimiento de los árboles. Permite fechar con precisión los elementos arquitectónicos en madera, consintiendo analizar en detalle la organización espacial interna de los pueblos prehistóricos a lo largo de un amplio arco cronológico.

Después de las Residencias de los Saboya, las Montañas Sagradas y el Paisaje vitícola del Piamonte: Langhe-Roero y Monferrato, el reconocimiento de los "Sitios Palafíticos Prehistóricos del Arco Alpino", lleva al Piamonte a 4 bienes culturales incluidos en la lista del Patrimonio Mundial Unesco.