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Gambito de dama

Desde octubre, Netflix entrega la maravillosa miniserie The Queen's Gambit , basada en la novela de Walter Tevis, un fascinante y tenso relato sobre una joven prodigio del ajedrez que busca la excelencia mientas lucha contra su adicción al alcohol y las drogas, en los últimos años de la década de los 50 y los 60.

23 de noviembre de 2020Redacción webRedacción web
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Por Oscar Martínez.- "Elizabeth Harmon juega peón a d4. Ahora, Borgov juega peón a d5. Elizabeth Harmon juega peón a c4. ¡El gambito de dama!", relata el comentarista Ruso en el episodio 7.

Pocas cosas pueden asegurarse en estos tiempos donde crujen los cimientos del mundo. Por ejemplo, que definitivamente ya nada será igual. Y que Netflix se ha convertido en algo más que sólo el rey del streaming. Si Lennon aún viviera, tal vez diría que "la vida es eso que pasa mientras miramos Netflix". Y entre tanta variedad de oferta por parte de la plataforma, aparecen algunas joyas que no esperábamos encontrar. The Queen's Gambit, o Gambito de dama, es, al menos en mi criterio, la mejor de las más recientes. Una historia ficticia de los años sesenta y setenta que sigue la vida de una huérfana prodigio del ajedrez, Beth Harmon, interpretada por la bellísima Anya Taylor-Joy, que vivió gran parte de su niñez en Argentina, quien busca convertirse en la mejor jugadora del mundo mientras sufre problemas emocionales que le generan dependencia de las drogas y el alcohol.

Mientras imaginamos cómo seguirá todo en la segunda temporada, la pregunta comenzó a hacerse fuerte. ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en ella? La muerte en 1994 del escritor de la novela, publicada por Random House un año antes, que le dio base a la miniserie, el estadounidense Walter Tevis, deja abierta la puerta al debate.

El gambito de dama es en realidad una apertura de ajedrez. Se caracteriza por los movimientos (en notación algebraica) siguientes: 1.d4 d5 2.c4. Pero ésto es sólo para entendidos. La serie comienza en un orfanato de niñas donde Beth conoce a Jolene (interpretada por Moses Ingram), una niña unos años mayor que ella. Helen Deardorff es la mujer que dirige el orfanato y el Señor Shaibel, el custodio que le enseña sus primeras lecciones de ajedrez. Como era común durante la década de 1950, las niñas reciben diariamente pastillas tranquilizantes, lo que se convierte en una adicción para Beth, quien unos años más tarde es adoptada por un matrimonio que vive en Lexington, Kentucky. Ya en su nuevo hogar, Beth se inscribe en torneos de ajedrez a pesar de que no tiene experiencia previa en competencias oficiales. Para sorpresa de todos, empieza a ganar muchas partidas, a sobresalir y a obtener popularidad, a la vez que se vuelve cada vez más dependiente de las drogas y el alcohol, y comienza a perder el control de su vida.

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Además de disfrutar de una increíble historia de suspenso que abarca temáticas como el feminismo, la drogadicción y el alcoholismo, y de una notable ambientación que parecían mejorar a medida que los siete episodios transcurrían, la serie nos permite descubrir cómo era la realidad del mundo del ajedrez en aquellos años. Y también imaginar qué sienten y sufren los ajedrecistas de hoy.

Y aunque nos encantaría que Beth Harmon fuera real, la realidad es que no lo es. Pero eso no quiere decir que la inspiración detrás de tan apasionante personaje viniera exclusivamente de la imaginación de Tevis. Para Dylan Loeb McClain, experto en ajedrez del The New York Times, el relato se asemeja a la vida del inolvidable Bobby Fischer, con la excepción de su adicción a las drogas. "Gambito de Dama" cubre el período de 1958 y 1968, en coincidencia con la cumbre de la carrera de Fischer, que corrió de 1957, cuando ganó el campeonato de Estados Unidos a los 14 años, a 1972, cuando ganó el campeonato mundial a los 29 y después se retiró. En la vida real, poco después de que la hermana mayor de Fischer se casara y se mudara, su madre, Regina, también se mudó de su casa para seguir sus sueños de estudiar una carrera universitaria; como consecuencia, tal como sucedió con Beth, Fischer comenzó a vivir solo a los 16 años. Además, en la serie es tanta la obsesión de Beth por ganarles a los jugadores de la Unión Soviética, que aprende a hablar ruso para preparar su juego contra ellos.

Por su parte, Fischer aprendió ese idioma sólo para poder leer los diarios de ajedrez de Rusia, que eran su fuente de información en ese tiempo. Y gracias a su amor por la moda y para demostrar que le alcanzaba para vestirse bien, Beth batallaba para ahorrar por comprar tantos vestidos para siempre lucir las mejores tendencias de la época. Fischer vivía una situación similar, ya que a pesar de que vivía rascando sus bolsillos para encontrar monedas, siempre mandaba a hacer sus trajes y zapatos a su medida.

En una entrevista que le realizaron en 1963, cuenta McClain en su columna del Times, "Fischer dijo que las mujeres que jugaban ajedrez le parecían muy "malas jugadoras" y que probablemente, ocurría porque "no eran lo suficientemente inteligentes". Y se pregunta hoy "¿No les parece irónico que el personaje de Beth sea mujer y se parezca tanto a Fischer?".

Es conocido que Walter Tevis amaba el ajedrez y esa pasión seguramente fue decisiva para que se decidiera a escribir la novela. Por otro lado, su hija Julie y una tía que le regaló su primer tablero cuando tenía siete años, habrían sido sus referentes para dar vida a Beth, según se puede entrever en una entrevista que le hizo el diario The Washington Post en la presentación de la novela. La adicción a los tranquilizantes de la protagonista también estaría basada en la propia vivencia de Tevis: "Cuando era joven me diagnosticaron una dolencia en el corazón y me administraron dosis elevadas de medicinas en el hospital. No fue sencillo para mí sobreponerme a eso. De ahí viene la drogodependencia de Beth en la novela. Escribir sobre ella fue purgante. Hubo dolor, soñé mucho escribiendo esa parte de la historia. Pero artísticamente, no me permití ser autoindulgente".

Lo cierto es que "Gambito de dama" no solo es una serie notable tomada solo como pasatiempo, sino también un tributo a las mujeres inteligentes. Y una ventana maravillosa para asomarse al mundo de un deporte, o juego-ciencia, que da poco lugar para quienes queremos saber qué pasa allí dentro siendo sólo una persona que juega como diversión, es decir, sin pasión. Haga el intento, pruebe con jugar sólo una partida y vea si no le genera adicción de la buena. Le aseguro que será la única partida sin riesgo a recibir un jaque mate. Y menos aún de terminar en tablas, porque no se podrá quedar indiferente.

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