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Leve aumento de la desocupación en Rafaela en el segundo trimestre de 2024

El desempleo alcanzó el 7,2 por ciento en Rafaela, en tanto que la subocupación demandante se situó en el 7,6%. De esta manera, el 14,6% de los rafaelinos, esto es unas 8.500 personas, padecen problemas de trabajo.

Locales03/09/2024Marcelo CalamanteMarcelo Calamante
bottero

La tasa de desocupación en Rafaela pasó del 6,7 por ciento del 2023 al 7,2% en el segundo trimestre de 2024, lo que en la práctica significa que entre 400 y 500 personas perdieron el empleo. La subocupación demandante también registró un tenue aumento al subir del 7,4% del año pasado al 7,6%. En síntesis, el 14,6% de los rafaelinos incluidos en la Población Económicamente Activa (PEA) padece problemas de empleo, según datos del Relevamiento Socioeconómico 2024 que presentó ayer el Instituto de Capacitación de Estudios para el Desarrollo Local (ICEDeL). En otros términos, la PEA comprende a unos 58 mil trabajadores, de los cuales 8.500 no tiene una ocupación o bien trabaja menos tiempo de lo que quiere.

 En lo que hace al “perfil de los desocupados”, no se advierten mayores cambios en relación a los datos que arrojaron los anteriores relevamientos. Esto es que el sector más afectado son mujeres de menos de 30 años con baja instrucción.

 El incremento de la inflación y la recesión de la economía que marcó el primer semestre del año, con caídas muy pronunciadas en el nivel de actividad y consumo, es el escenario en el que se registra un deterioro del mercado laboral.

La presentación del informe, que se realizó este lunes por la tarde en el Centro Metropolitano La Estación, estuvo a cargo del secretario de Gobierno y Modernización del Municipio, Germán Bottero, el presidente del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región (CCIRR), Mauricio Rizzotto y el economista del INTA Rafaela, Mario Garrappa.

 Además, participaron el titular de la Comisión de Industrias del CCIRR, Fernando Vaquero, el director Ejecutivo de la entidad, Iván Acosta, el presidente del Concejo Municipal, Lisandro Mársico y las concejales Alejandra Sagardoy, Valeria Soltermam (ambas integran el Directorio del ICEDel, que preside Bottero) y Carla Boidi. En esta oportunidad, no hubo presencia de la CGT Rafaela ni de ninguno de los gremios de la ciudad, tan habitual en presentaciones de este tipo que se llevaban a cabo durante las gestiones de los gobiernos municipales peronistas. Cabe recordar que el Relevamiento Socioeconómico es una “política pública” que se lleva a cabo desde 1994, con la única excepción del 2020 por la pandemia de Covid.

Garrappa, quien se desempeña como economista en la Estación del INTA Rafaela, tuvo a su cargo la presentación del reporte del ICEDeL en el marco de un convenio entre ese organismo y la Municipalidad de Rafaela. Un total de 666 viviendas de todos los barrios de Rafaela formaron parte de la muestra, en tanto los datos de campo se obtuvieron entre junio y julio.

“Los resultados generales del mercado de trabajo de Rafaela se alinean con los pronósticos esperables, de acuerdo con la evolución observada en indicadores similares medidos por el sistema estadístico nacional durante el corriente año”, sostiene el informe en su tramo inicial.

 El economista Mario Garrappa explicó los principales resultados del Relevamiento Socioeconómico.
“En el segundo trimestre de 2024, la tasa de actividad (TA) –que mide la población económicamente activa (PEA) sobre el total de la población– alcanzó el 52,6%, la tasa de empleo (TE) –que mide la proporción de personas ocupadas con relación a la población total– se ubicó en 44,9%; y la tasa de desocupación (TD) –personas que no tienen ocupación, están disponibles para trabajar y buscan empleo activamente, como proporción de la PEA– se ubicó en 7,2%”, explica.

 Asimismo, señala que “la tasa de subocupación total resultó del 10,6% de la PEA, de los cuáles 7,4% de la PEA son personas subocupadas demandantes –ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales y están dispuestos a trabajar más horas-“.

En este marco, “la presión sobre el mercado laboral, conformada por el universo de desocupados y subocupados demandantes alcanzó el 14,6% de la PEA (esta cifra no incluye al agrupamiento de ocupados demandantes, tampoco a la población ocupada no demandante disponible)”.

Dentro de la población ocupada, el 71,8% son asalariados, de ellos el 28,2% no cuenta con descuento jubilatorio. Por otra parte, el 27,9% trabaja por cuenta propia y el 0,3% son trabajadores familiares sin remuneración.

En lo que hace a la tasa de desocupación -TD-, el reporte consigna que “el 56% ha tenido una ocupación anterior”. Al analizar las poblaciones específicas para la población de 14 años y más, la tasa de desocupación fue mayor para el caso de las mujeres (8,6%), los jóvenes (15,6%) y las personas con menor nivel de instrucción (65,7% cuenta con hasta secundario completo). Por último, el 75,3% lleva buscando empleo desde menos de 1 mes y hasta 12 meses, mientras que el 24,7% lleva más de un año en búsqueda activa de una ocupación.

 Población según condición de actividad económica

La tasa de actividad es del 52,6%, lo que significa que un poco más de la mitad de la población en edad de trabajar está trabajando o buscando activamente un empleo. Se trata de un registro histórico en la ciudad, que supera incluso los niveles del año pasado.

La presión inflacionaria del período4 ha llevado a que un número creciente de personas se sume al mercado laboral, elevando así la tasa de actividad a niveles sin precedentes.

Las cifras locales indican un incremento moderado en la tasa de desocupación, coincidente con la creciente dificultad relevada para encontrar trabajo. Simultáneamente, los problemas de subocupación se han intensificado, en un escenario donde la tasa de ocupación plena se redujo en términos interanuales. Esta situación pone de manifiesto un aumento en el número de trabajadores que no logran utilizar plenamente sus habilidades o que enfrentan una carga laboral horaria insuficiente para cubrir sus necesidades económicas.

 A lo largo de la última década, la tasa de desocupación en la ciudad ha mostrado una evolución marcada por altibajos que reflejan tanto desafíos económicos como señales de recuperación. Desde 2014, cuando la tasa era del 7,1%, hasta 2024, con un 7,2%, se observa un patrón de fluctuación que revela la complejidad del entorno laboral. En un contexto económico donde los motores de crecimiento aún no parecen estar en marcha, el reciente aumento en 2024 plantea la inquietud sobre la posibilidad de nuevas subidas en el futuro.

En el otro extremo, el 47,4% de la población se encuentra clasificada dentro de la Población Económicamente Inactiva (PEI), grupo compuesto por quienes no están empleados, ni buscan activamente trabajo. Dentro de este agrupamiento, el 34,0% son estudiantes, el 30,2% son jubilados o pensionados, el 26,1% son menores de 10 años y el 7,2% se dedican a las tareas del hogar. El 2,5% restante incluye a personas en situación de inactividad económica voluntaria, inactivos por motivos de salud y rentistas, principalmente.

El notable descenso en el porcentaje de personas encargadas de las tareas del hogar destaca una tendencia que merece una atención detallada. Se trata del menor registro en esta categoría poblacional relevado en la ciudad, lo cual podría sugerir un cambio significativo en el panorama laboral, caracterizado por un número creciente de personas que anteriormente permanecían inactivas en términos económicos incorporándose a la fuerza de trabajo. Se presume que la necesidad de mantener el hogar ha llevado a muchas personas a abandonar actividades de manutención en el ámbito doméstico para buscar empleo remunerado, como respuesta a las demandas actuales para la estabilidad financiera del hogar.

 Perfil de la población desocupada

A lo largo del tiempo, se evidencia un histórico patrón de desigualdad en términos de acceso al empleo, que afecta principalmente a las mujeres en comparación con los hombres. Esta asimetría se ha manifestado en diversas formas, incluyendo una menor tasa de participación femenina en el mercado de trabajo, una mayor tasa de desempleo entre las mujeres y una mayor prevalencia en los indicadores de subocupación.

Esta asimetría entre géneros es evidente al examinar las tasas específicas de desocupación y subocupación. La tasa de desocupación para las mujeres se sitúa en un 8,6%, en contraste con el 5,9% registrado para los hombres, subrayando una desventaja significativa en la capacidad de las mujeres para acceder a oportunidades laborales. Además, el 56,2% de las personas desempleadas son mujeres, lo que refleja una proporción notablemente mayor en comparación con los hombres. La situación se agrava aún más cuando se observan los registros de subocupación demandante, que afectan al 10,1% en el estrato específico de las mujeres, frente al 5% de los hombres.

 Estos datos ponen en relieve la desigualdad persistente y el mayor desafío que enfrentan (y han enfrentado históricamente) las mujeres para encontrar empleo de calidad y adecuado a sus expectativas y capacidades, reforzando la necesidad de políticas específicas para abordar estas disparidades.

Por otro lado, la edad es una variable significativa que juega un papel crucial en la dinámica del mercado laboral. En particular, los jóvenes menores de 30 años se encuentran en una situación especialmente vulnerable, enfrentando desafíos específicos que los marginan del ámbito laboral. El 27,2% de la PEA tiene menos de 30 años, sin embargo, el 58,9% de los desocupados se incluye en este rango etario. Por lo tanto, la tasa de desempleo para los jóvenes menores de 30 años alcanza el 15,6%, cifra que es más de dos veces superior al promedio general de la ciudad.

Por último, los individuos con menor nivel de estudios enfrentan una tasa de desocupación considerablemente más alta: el 37% del total de desocupados no ha completado la educación de nivel medio y las tasas de desempleo específicas para este agrupamiento poblacional ascienden a casi el 10% del estrato. Esta disparidad enfatiza la necesidad de políticas que aborden la brecha educativa para mejorar la empleabilidad.

 Distribución sectorial de las ocupaciones

El sector servicios es el agrupamiento que ha liderado históricamente la distribución de ocupaciones de la ciudad. Si bien la ocupación sectorial ha caído -de 51,3% en 2023 a 46,3% en el corriente año-, continúa siendo el mayor generador de empleo directo en la economía local. Le siguen en importancia las actividades comerciales (22,1%), el sector industrial (20,9%), la construcción (8,6%) y el eslabón agropecuario, que acapara el 2,1% del empleo local.

La generación de empleos está predominantemente asociada al sector privado. El empleo en el sector público representa sólo el 13,5% del total de los puestos de trabajo. Esta tendencia ha sido consistente durante muchos años, con pocos cambios significativos en la estructura del mercado laboral.

 Estrategias de los hogares en contextos de crisis económica

Ante una realidad económica desafiante, las estrategias de manutención de los hogares han tenido que adaptarse. Se trata de acciones que van desde la diversificación de fuentes de ingreso o el consumo de ahorros, hasta la venta de pertenencias y la recepción de ayudas externas. El análisis de estas adaptaciones refleja la lucha de muchas familias para mantenerse a flote en un entorno económico cada vez más incierto.

Los ingresos laborales constituyen la principal fuente de sustento para las familias. Sin embargo, en la actualidad, estas fuentes de ingresos se han visto complementadas y, en algunos casos, sustituidas por otras alternativas.

El primer dato destacable es la notable caída en el uso de ingresos provenientes de jubilaciones y pensiones. Actualmente, el 34,9% de los hogares depende de estas prestaciones, una cifra que ha disminuido respecto al 38,6% previo. Esta disminución refleja los severos ajustes aplicados a esta clase social, que han reducido el poder adquisitivo de las pensiones y jubilaciones, forzando a muchas personas a buscar fuentes alternativas de ingresos o reducir drásticamente sus gastos.

Otro cambio relevante es el aumento en el uso de ahorros para cubrir gastos corrientes del hogar. El 40,5% de los hogares recurre a sus reservas financieras para enfrentar los costos cotidianos, en comparación con el 35,1% anteriormente relevado. Este incremento refleja una presión financiera creciente, que ha llevado a las familias a agotar sus ahorros en lugar de recurrir a otras formas de asistencia. La crisis económica y la estampida inflacionaria del período han provocado una notable restricción en el acceso al crédito. El porcentaje de hogares que accedió a préstamos ha disminuido del 20,3% al 14,0%. En contraste, un mayor número de hogares se ha visto obligado a vender pertenencias para poder cubrir sus costos, una estrategia que manifiesta la profundidad de la crisis y su impacto en el bienestar.

Respecto a la prevalencia de programas sociales, el 9,1% de los hogares se encuentra comprendido en algún programa de ayuda social, el 1,8% cuenta con al menos un miembro que asiste a comedores comunitarios y el 3,1% recibe viandas de comedores para la alimentación del grupo familiar.

Hoy en día, aproximadamente uno de cada cinco hogares recibe algún tipo de asistencia directa, ya sea en forma de subsidios monetarios o en especie, como alimentos, ropa, y otros bienes. Esta ayuda proviene del Estado, familiares, amigos, vecinos, y diversas instituciones, y se ha vuelto indispensable para aliviar la presión y mantener el equilibrio de las familias.

Al conectar todos estos datos individuales y proyectar sus tendencias, se infiere la necesidad de fortalecer y expandir los cimientos de protección social, para que actúe como una verdadera red de seguridad ciudadana, destinada a paliar los efectos adversos de la crisis económica.

 Características y condiciones de vida de la población

Este apartado comienza por proporcionar una visión resumida sobre las características y condiciones de las viviendas en Rafaela, abordando tres aspectos clave: distribución de las viviendas según su tipología, destacando la predominancia de casas en comparación con otros tipos de residencias; cobertura de servicios básicos y medidas de seguridad. Estos datos ofrecen una perspectiva integral sobre el entorno residencial y las condiciones de vida en la ciudad.

Respecto a las características y la situación residencial de los hogares, se destaca que la gran mayoría de las viviendas de Rafaela alberga un único hogar, con disponibilidad de baño instalado de uso exclusivo mayoritaria. Además, en sintonía con los datos relevados en ediciones precedentes de este relevamiento, dos tercios de los hogares son propietarios de la vivienda que habitan, mientras que una parte significativa corresponde a inquilinos y otros tipos de ocupación.

Por último, con relación al acceso a la educación formal de las familias, se destaca el alto nivel de escolaridad y alfabetización de la población local. Respecto al lugar de nacimiento, se observa que la mayoría de los residentes son oriundos de la ciudad, lo que sugiere una estabilidad demográfica significativa en cuanto a su procedencia. En el área de la salud, se señalan preocupaciones emergentes asociadas a la caída en la cobertura de medicina prepaga y servicios de emergencia. Noticia publicada originalmente en Diario La Opinión.-

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