¿Mejor solos o bien acompañados?

Resulta interesante mirar cómo ante un mismo evento las persona reaccionamos de forma muy distinta. Esto se nota claramente en las decisiones que tomamos acerca de dónde, cómo y con quiénes ver los partidos.
En un extremo están quienes prefieren no verlos y enterarse luego del resultado. Le siguen los que a propósito optan por verlos solos, y así continúa la escala hasta llegar a quienes organizan multitudinarias plateas en sus casas.
Aún dentro de cada uno de estos grupos, existen diversas formas de justificar las preferencias. Algunos quieren estar solos frente al televisor por cábala y otros para no ser molestados durante los 90 minutos. En la otra punta se encuentran los que no conciben la idea de presenciar semejante duelo deportivo en soledad.
Afortunadamente hoy en día es posible ver los partidos desde una pantalla gigante, hasta un reloj tipo smartwatch. No hace mucho tiempo atrás, las opciones eran limitadas entre un televisor compartido o exiliarse a otro ambiente de la casa con una radio apoyada en la oreja. Hoy en día, el nivel de accesibilidad de las transmisiones es realmente un aliado para que todos puedan tener la posibilidad de disfrutar de la Copa del Mundo de su forma preferida.
Mejor no lo veo
Aunque parezca contradictorio, hay quienes siguen el Mundial, pero optan por no ver los partidos en que juega Argentina y esperan a que finalicen para conocer el resultado. Algunos alegan que es para tener buena suerte, pero otros abiertamente confiesan que no toleran el subibaja de emociones producto de que la clasificación está en juego. Natalia tiene 29 años y es una ferviente hincha de Newell’s. Ella asegura que el único momento en que no puede tolerar ver a la Selección, es cuando empieza a transitar el camino desde los octavos de final. El hecho de que un solo partido determine o no la continuidad en el torneo, la pone demasiado nerviosa. «En todos los Mundiales me pasa lo mismo. Siempre digo que lo voy a ver, pero cuando llega el momento, apago la tele y me pongo limpiar la casa. Me voy guiando por los gritos de los vecinos y recién a las dos horas vuelvo a encender la tele», dijo con un dejo de vergüenza en sus palabras.
El que lo ve solo
Un caso más común que el anterior es el de quien se siente cómodo mirando los partidos en soledad. Las razones son varias, pero una de las más habituales es porque prefieren evitar ser distraídos o molestados. «No aguanto que me hablen de otra cosa mientras está el partido. Me pongo un poco cabrón y hasta puedo responder mal, entonces ya sé que es mejor aislarme», cuenta Juan Pablo de 40 años. Su esposa Romina confirma sus dichos diciendo que «es la mejor forma que encontramos para atravesar este mes en pareja. Ya lo habíamos probado durante el Mundial de Rusia y nos funcionó diez puntos».
Tiempo de padre e hija
Siguiendo con este repaso de tipos de hinchas, también encontramos a quienes aprovechan las reuniones frente al televisor para compartir un momento con sus hijos. Iván de 44, dice disfrutar mucho la complicidad que tiene con su hija Isabella de 9 años. «Ella es muy curiosa y, aunque en general es bastante inquieta, no tiene problema en quedarse sentada conmigo todos los partidos. Incluso algunos en los que no juega Argentina. Vimos el partido inaugural entre Qatar y Ecuador, y ella me conversaba sobre todas las cosas que habían aprendido en la escuela sobre los qatarís».
Un estadio en casa
Luis y Mabel, de 72 y 71 años respectivamente, han creado su propia sede de Qatar 2022 en su casa. Desde el primer partido contra Arabia Saudita, corrieron los muebles de la sala de estar y pusieron el tele de 42 pulgadas en el centro de la escena. Tal como si fuera una tribuna propia, un gran semicírculo de sillones, sillas y banquitos hace las veces de gradas. Ellos dicen que cada partido de Argentina es un disfrute más allá del resultado, porque logran reunir hijos, nietos, cuñadas y hasta algunos vecinos en su hogar. Durante el entretiempo, de acuerdo al horario, nunca faltan las facturas o la picadita. Aunque durante un mes tienen la casa revolucionada, la alegría de esos encuentros es más fuerte. «A Mabel le cuesta un poco más porque es más ordenada y cuidadosa con los muebles, pero al final es la que mejor la pasa y me animaría a decir que es la que más se descontrola cuando Argentina mete un gol», aseguró Luis.
Esta vez, al jugarse el Mundial a fines de año, las familias se enfrentan a un doble desafío. La gran pregunta de diciembre ya no es solamente «¿Con quién pasamos las Fiestas?». En esta oportunidad se le suma «¿Con quién vemos los partidos?». Las diferencias personales y las pujas por pasarla en tal o cual lugar son un clásico de esta época. Sin embargo para responder a ambas incógnitas, es bueno recordar que tanto el Mundial como la Navidad y el Año Nuevo, merecen ser vividos intensamente, pero cuidando nuestros vínculos más preciados, que al fin y al cabo son lo más importante que tenemos.