Los hijos de Fangio nos muestran los “tesoros” de su padre

Cuando el museo abrió sus puertas, hace 35 años, el mismísimo Juan Manuel Fangio hizo los honores de cortar la cinta inaugural. “Este museo no es de Fangio, es del país”, sentenció aquel 22 de noviembre de 1986, orgulloso de exhibir sus logros deportivos -que lo convirtieron en uno de los mejores corredores de todos los tiempos- en Balcarce, la ciudad donde nació. “Es el museo más importante del mundo dedicado a un piloto de carreras”, cuentan Oscar (83), Rubén (79) y Juan Carlos (76) Fangio, los herederos del legendario piloto -de madres distintas-, que después de someterse a pruebas de ADN en el juicio de filiación fueron reconocidos formalmente como sus hijos (el corredor murió el 17 de julio de 1995, a los 84 años, soltero y sin haberlos reconocido).

En sus seis niveles, a los que se accede por una rampa circular, el Museo Fangio reúne más de cincuenta automóviles en exposición permanente -entre ellos, veinte en los que corrió el quíntuple campeón del mundo-, a los que se suman sus trofeos, cascos y fotografías que acompañan su historia de vida.

“Antiguamente acá funcionaba la Municipalidad, que fue restaurada para hacer el Museo Fangio. Se hizo con apoyo del Museo de Mercedes-Benz de Stuttgart, en Alemania”, relata Juan Carlos, el menor de los hermanos y el único de los tres que vive en Balcarce. “Papá era una persona muy agradable para conversar. Era muy difícil no sentir admiración por él, no sólo como piloto y por sus logros deportivos, sino porque era muy campechano, sencillo y entrador”, revela y explica que tuvo un nexo de amistad con su padre a través de Rubén Renato “Toto” Fangio, el hermano menor del campeón.

“Aunque Juan Manuel era mi padrino de bautismo, no teníamos casi relación, y recién de grande, cuando a los 63 años me enteré de que era su hijo, empecé a interiorizarme en este mundo y a sentir ese amor por los fierros que recién ahora estoy conociendo”, dice Rubén. “Me encanta venir al museo cada vez que estoy por Balcarce y conocer un poco más de su historia”, suma el hermano del medio y el más parecido al ídolo argentino, que vive en Cañuelas.

Oscar, el primogénito de Fangio y el hijo “que más estuvo cerca de papá”, heredó la pasión de su padre y también se dedicó al automovilismo. “El viejo fue cinco veces campeón del mundo, era un gran consejero al que daba gusto escuchar”, dice de don Juan Manuel, al que acompañaba “a las carreras, lo veía correr y le alcanzaba lo que necesitara en boxes. También disfrutaba el amor de la gente que se amontonaba a su alrededor”, recuerda el ex corredor, que viajó especialmente desde Mar del Plata, donde reside, para este encuentro. Los hermanos nos invitan a recorrer y a descubrir los “tesoros” que guarda el museo. (La Nación)