María Inés Adorni y su tarea como restauradora

La figura del restaurador. Hoy en día es clave en la conservación del patrimonio, ya que hay muchas formas de hacer las cosas, pero muy pocas de hacerlo correctamente.

Un poco de la historia

Hasta el primer tercio del siglo XX las intervenciones encaminadas a la conservación y restauración de las obras de arte se centraron principalmente sobre pintura, escultura y arquitectura.

¿Quién mejor que pintores, escultores y arquitectos realizarlas?

Si bien estas personas actuaban de buena fe y con la mejor voluntad, no seguían un criterio teórico sólido sobre las necesidades de conservar las obras en su estado original.
Este hecho, transcurrido cierto tiempo y sin documentación que dejara registro de las tareas llevadas a cabo, ha propiciado que se diluya el concepto de la obra original.
Las operaciones de mantenimiento, porque no pueden ser llamadas de restauración, han creado confusiones respecto a la cronología, datación, materiales, técnicas, y al final, valoración de las obras en el momento actual, ya que es posible confundir las partes originales con las intervenidas.

¿Qué hace un restaurador?

Un restaurador agrupa varios oficios en una misma profesión. Es carpintero, tallista, ebanista, lacador, pintor, tapicero, dorador y decorador, además, junto con la habilidad manual debe tener conocimientos técnicos científicos que le permiten valorar adecuadamente las posibles soluciones que puedan solventar el problema de una obra de arte mal conservada.
Un restaurador debe contribuir, con su formación y su trabajo, a la cultura de conservación, cuya finalidad es mantener las propiedades tanto físicas como culturales de las obras de arte para que pervivan a lo largo del tiempo con todos sus valores.