Con gloria vivir

Por Oscar Martínez.- Ya había pasado el 6/6/6, el día del Apocalipsis y el mundo seguía andando. Sin embargo, ese junio de 2006 sería un mes por demás triste para los amantes del motociclismo y para los que nos apasionamos siguiendo a los grandes deportistas argentinos que brillan por el mundo. De golpe todos nos quedábamos un poco más solos, se nos generaba un profundo vacío los domingos por la mañana. Ya no habría adrenalina recorriéndonos el cuerpo antes de cada largada del Campeonato Mundial de Motociclismo tras el retiro de Sebastián Porto.

Según una ocurrencia de Jorge Valdano, éxito leído en inglés significa algo así como "salida hacia la nada" (exit + 0). Y respalda ello afirmando que "el éxito te hace un treinta por ciento más estúpido". Lo cierto es que el deporte-espectáculo suele ser brutal cuando habla de éxitos y fracasos. Y muchas veces se sobrepasan los límites y se confunden las definiciones. Entonces una simple derrota o una victoria modifican el concepto que se tiene sobre un deportista. Por eso, para ser justos, se debe analizar la carrera de ellos no solo por los resultados conseguidos sino también por lo que las victorias significaron para esa actividad. Y, también, corroborar aquello de Valdano y dirimir si el deportista, fuera de su ámbito, también es capaz de ser un ganador. Sebastián, que nació en Rafaela el 12 de setiembre de 1978, es el mejor motociclista de la historia argentina, con un palmarés extraordinario que se puede resumir diciendo que ganó 12 Premios Olimpia entre 1994 y 2005; disputó 161 carreras en el Campeonato Mundial de Motociclismo con siete victorias, 19 podios, 11 pole positions, y fue Sub Campeón Mundial en 2004. Pero además, sus actuaciones sacaron por un largo rato del ostracismo al motociclismo argentino, y nos convirtió en expertos de café. Por ende, no solo es un ganador. Se trata de un enorme campeón.

"Es curioso, creo que la gente me reconoce más ahora que antes. Tal vez sea el hecho de estar en televisión, o el poder de las redes sociales que permiten que haya muchos videos de mis carreras o momentos de ellas al alcance de cualquiera. Veinte años atrás había más limitaciones".

- ¿Por qué te retiraste tan joven, cuando estabas considerado como uno de los mejores pilotos?
- "Por varios motivos. Ya venía sufriendo un desgaste personal que se hizo muy importante después de varios años fuera del país, viajando permanentemente. Venía de ganar carreras siendo siempre protagonista, pero en 2006 la moto no funcionaba como quería, los resultados no aparecían y mis sensaciones y desafíos no eran los mismos. Entonces sentí que era el momento de dejar, aunque estábamos en medio de la temporada. Y no me arrepiento, sé que pude estar unos años más en el Mundial, muchas veces me plantee si no me apresuré pero lo decidí convencido y entonces no hay reproche posible".

- Desde muy chico sentiste la adrenalina de los momentos previos a la carrera, la exaltación de todos los sentidos que genera una competencia y la frustración o la felicidad del final. ¿Cómo hiciste para manejar tanta ausencia de sensaciones?
- "Es que era eso justamente lo que necesitaba, bajar la velocidad de mi vida. Fueron doce años en donde once meses de cada uno de ellos vivía dentro de un mundo apasionante pero frenético. No quería pisar un aeropuerto, subirme a un avión, dormir siempre en hoteles. Los que nacimos fuera de Europa sufrimos mucho eso, porque ellos tienen todo cerca, corren el domingo y el lunes están en su casa. Yo vivía bárbaro, pero siempre lejos de mi país y de mi familia. Con el tiempo eso me afectó. Tras el retiro no tuve que hacer otra cosa que disfrutar de mi nueva forma de vida".

- ¿Te afectó en lo económico?
- "Seguramente, estando en el lugar al que había llegado se puede ganar bien, pero el motociclismo es un deporte de riesgo y si uno no está mentalmente fuerte, convencido que va a hacer todo bien y disfrutando de cada carrera, es mucho lo que físicamente se arriesga. Y la vida no tiene precio".

- Recorriste el mundo, pero ¿conoces el mundo?
- "No mucho. En mi primera etapa estaba en un equipo español a los que les gustaba mucho recorrer una vez que las carreras terminaban, y me llevaban con ellos. Pero después, la verdad es que conocí muy poco. Aeropuertos, hoteles, autódromos, los lugares más emblemáticos de cada sitio y solo un poco más".

- ¿El automovilismo significó un paso intermedio entre la calma de tu casa y la histeria del motociclismo?
- "Puede ser, pero no lo busqué porque necesitaba volver a competir, simplemente que apenas volví al país se contactó conmigo la gente del Top Race para ofrecerme sumarme a su campeonato. Y el automovilismo siempre me gustó. Se convirtió en un nuevo desafío y creo que me fue muy bien, corrí con los mejores, en categorías muy competitivas y siento que lo hice bien. Y no es una puerta cerrada, creo que si se dan una serie de condiciones estoy dispuesto a volver a correr porque tengo experiencia, físicamente estoy muy bien y la edad aún me da como para pensar en futuro".

- ¿Cómo manejabas las reacciones ante un toque de un rival, por ejemplo?
- "En general, en el motociclismo no hay mala intención. Por supuesto que he sufrido toques o apretadas, fundamentalmente en el comienzo, donde no tenía experiencia ni una moto de punta, y si bien "se me ha salido la cadena", fueron pocas veces y siempre pude mantener la frialdad necesaria para que esa reacción no genere un accidente. Además, en cada reunión te recordaban que ni siquiera podías hacer un gesto de reclamo o enojo, y las multas eran importantes. Eso lo había asumido y lo traslade al automovilismo".

- ¿Vos pensabas en los riesgos que asumías?
- "Si, porque también se sufre mucho arriba de la moto cada vez que tratas de bajar un par de décimas, algo que es realmente difícil en un deporte tremendamente competitivo. Cuando se acerca un final de carrera, por ejemplo, y venís peleando en un pelotón con todo desgastado en la moto, entonces se sufre y uno se sacrifica por completo. Pero es solo ese rato, y cuando pasa te das cuenta que eso también hace apasionante al motociclismo. Además, cuidarte, prepararte y evitar las lesiones potencian la carrera del deportista".

- Utilizaste un par de veces la palabra "sufrimiento", y otro tanto "disfrutar", ¿cuál es la sensación dominante?
- "Durante el tiempo en que corrí, había un poco de cada una. Se hace mucho esfuerzo para llegar y mantenerte en el alto nivel, y por eso se disfruta tanto cualquier logro. Pero ahora que miro todo con distancia, sin dudas que la palabra puede ser satisfacción. Y también orgullo".

- Sebastián Porto piloto era muy distinto al que se bajaba de la moto, era una suerte de doctor Jekyll y el señor Hyde moderna y suavizada…
- “Soy como dos personas en una, sé que cambiaba mucho a la hora de manejar, aunque yo no me daba cuenta en el momento. Me pasaba en el motociclismo y también en el automovilismo. A medida que se acercaba el fin de semana de la carrera me iba mentalizando de otra manera, pero no era una cosa estudiada sino algo natural. Y ni hablar de los tres días de pruebas. Recién el domingo, cuando terminaba la carrera, volvía a ser el de todos los días”.

- ¿Disfrutas de ver motociclismo más allá de tu trabajo periodístico en Fox?
- "Siiiii, miro todo lo que sea motor, fundamentalmente motociclismo, y no solo las categorías top. Al principio me prendía desde el viernes con la computadora, ahora ya no tanto, pero los domingos consumo todo lo que hay. El periodismo empezó como un hobby y se terminó por convertir en una profesión. Busco mejorar cada día como comentarista, me encanta, es una nueva pasión".

- ¿Cómo es tu vida hoy?
- "Vivo en Chivilcoy desde fines de 2006 por una decisión familiar. Estoy casado con Cintia, tengo dos hijas, Luana de doce años y Taina de diez. Tengo actividades aquí, y sigo muy relacionado con el mundo del deporte, aunque me gustaría estar metido más fuertemente con el motociclismo. Pero lamentablemente en Argentina es un deporte que no está en el primer nivel de consideración, evidentemente no se han hecho bien las cosas. Tengo un equipo en el campeonato nacional y muchos proyectos, sé que puedo dar mucho desde mi experiencia, pero nada termina por concretarse".

- ¿Por qué no elegiste quedarte en Europa tras el retiro?
- "Porque amo Argentina. Sé que allá pude hacer muchas cosas, tuve ofertas para quedarme, pero añoraba esto. Sufro mucho por la situación actual, por todo lo que ocurre en lo social y en lo económico. Veo que hay muchísima gente que pone lo mejor de sí pero no encuentra respuestas en quienes nos gobiernan y cada vez estamos más lejos del gran país que podemos ser. Pero nunca me arrepentí de volver ni he pensado en irme, como dije antes, amo esta tierra"