Un ataque de locura

«A todo o nada, el juego se llama así, la zona del miedo me deja muy frío a mí. En ruleta rusa no hay segundo puesto ni pretendo ahora yo tentarte a esto, pero juega a ganar. Todo a una carta y jugando fuerte saludo a la muerte como a un dios menor, el futuro es cancelado si nada es apostado y el presente no está si no lo sales a desafiar. Pero juega a ganar. No importa si está bien, no importa si está mal mientras puedas obtener esa emoción final. Juega a ganar» Los Violadores, en Mercado Indio, 1987.
Contundente: «Que encierra tal convicción lógica o se expone con tal energía que no deja lugar a la discusión». Convincente: «Que consigue imponer sus ideas a través de sus argumentos». Ambas palabras suenan parecido y, en el caso del Atlético de la noche del viernes, definen claramente y en conjunto lo que ha sido la mejor actuación del equipo de Forestello en el torneo. En una jornada ideal para ir a la cancha por temperatura, horario y día, la cantidad de público fue decepcionante. Pero tiene que ver con lo poco que ofrecía el equipo Celeste. Nada de nada como visitante, salvo por el punto logrado en la fecha anterior en Río Cuarto. Bueno a la hora de sumar y decepcionante a la hora de jugar en el Monumental. Por eso, si algo debía, y se debía, este equipo era una actuación tan convincente como la victoria ante Alvarado. ¿Qué cambio? Todo. La actitud derivada de la aptitud. Estos futbolistas, en general casi los mismos de las fechas anteriores, jugaron muy por encima de lo que habían mostrado. Jugaron, de manera literal, y esta aptitud les permitió mostrar una actitud determinante. Jugaron a ganar. Y no solo lo hicieron sino que también gustaron y golearon.
Entre tantas discusiones apasionantes que presenta el fútbol, la que enfrenta al juego vertical con el horizontal es muy de estos tiempos. El fenomenal Barcelona de Guardiola y Messi fue la bandera de la idea de Johan Cruiff, que hace un culto de la tenencia de la pelota. Hoy, esa bandera la porta el City de Pep. Que antes había transformado el tiqui taca en ‘tiki taken’ durante su estadía en Múnich dirigiendo al Bayern. Pero todo cambió en el Mundial 2018. En Rusia ganó la verticalidad y el juego directo de la selección Francesa. A los galos no les importó ceder la pelota al equipo rival, para así, con un robo, aprovechar la velocidad y dinamita de sus atacantes. El punto de referencia del estilo de juego frenético y directo en pleno es Jürgen Klopp. El técnico alemán ha construido una identidad en Liverpool, donde su equipo de 2020 marcó una época. Bien jugados, ambos estilos son formidables para lograr resultados y también para seducir espectadores neutrales. Cada uno elige.
Y Atlético claramente escogió el estilo vertical. No es una locura de mi parte, ni siquiera se me ocurriría comparar, pero la manera de encarar el juego anoche fue de rock & rol, como le gusta decir a Klopp. Nada de pausa y siempre mirando el arco rival. Fue tan contundente como convincente. ¿Qué hincha de la Crema no apostaría a propuestas similares en los próximos partidos, aun sabiendo los riesgos que corre? «Siempre el coraje es mejor», dice Jorge Luis Borges en Milonga de Jacinto Chiclana. Y Atlético fue valiente en este partido.
¿Si no voy a mencionar la notable endeblez del rival? En este caso es un tema menor. El conjunto de Forestello jugó muy mal y perdió ante rivales tan malos como este. Sería injusto quitarle méritos a la actuación o al resultado. Y hasta me permito soñar. Si después de presenciar actuaciones Celestes parecidas a las de L-Gante, como no voy a disfrutar de un gran Rock & Rol.