La culpa del cartero

El inolvidable Toto Juan Carlos Lorenzo, entrenador de notable trayectoria, campeón de la Intercontinental con Boca y seleccionador nacional en 1962 y 1967, dijo alguna vez que "Si no quieres que llegue una carta, no te la agarres con el cartero. ¡Cerrá el correo!", que traducido al idioma futbolístico se resume como "Si no querés que un delantero llegue al gol, preocupate fundamentalmente porque no le pasen la pelota", o más o menos. Ah, ¿usted creía que esto tenía que ver con la carta de Cristina a Alberto? No, nada de eso. Es que no tengo modo de relacionarlo con el título de la película. "Lenta y no tan sigilosamente, el país real se ha ido desplazando hacia un país de ficción. Nada de Argenzuela: Argenlandia. Los hechos verdaderos van siendo reemplazados por la virtualidad. Ojo, la idea estaba buena. Una Argentina inventada, surgida de mentes creativas, siempre va a ser mejor que la que nos dimos en octubre de 2019. El acontecimiento fundador de esta tendencia fue presentar a Alberto, un profesor de Derecho ligero de saberes jurídicos, como Presidente, y a Cristina, de profesión titiritera, como vice. La gente votó a un Alberto moderado y se encontró con uno modelado por una señora que detesta la moderación (hablo de Cris, no de Fabiola). El país de Twitter, que estalla en el fragor del día a día, quiere ser ocultado detrás del país de Facebook o Instagram, donde la vida es retratada con sonrisas, corazones y placeres", escribió Carlos Reymundo Roberts en su columna Argenlandia, un país muy entretenido, de La Nación. Y fue antes de la carta. Ay…
Mejor volvamos al mundo de la pelota y a Atlético. ¿Mejor? Bueno no, ni es mejor analizar la actualidad del fútbol de Atlético, porque otra vez hay que hablar de frustración, de falta de buen juego, de ausencia de ideas claras, de juego asociado y, fundamentalmente, de triunfo. Ni tampoco es mejor el hoy que el ayer, porque el equipo sostiene su rumbo errático, ese que transita desde que comenzó la segunda rueda del torneo. ¿Y qué tiene que ver el cartero en todo esto? Bueno, es que Atlético carece de un correo que funcione, no hay chances que le llegue una sola carta a los delanteros, y menos de amor al juego. Sólo pelotazos, corridas sin sentido o algún rebote tras una lucha dada en el medio, porque actitud sobra, eso no se discute. Pero aptitud…bueno, de eso se carece.
Nada ha cambiado, este equipo por momentos amenaza con jugar a la pelota, pero dura ¡seis minutos! Ese fue el tiempo total en que el equipo de Walter Otta tuvo control del partido ante Ferro, después de eso solo se limitó a aguantar. Y lo hizo bien, si se tiene en cuenta que sufrió la imprudente expulsión de Portillo cuando faltaba media hora del segundo tiempo y ganaba por uno a cero. Pero es impropio de un equipo que representa a un club emblema del fútbol de ascenso seguir aguantando en lugar de intentar jugar cuando ya ha perdido todo en el torneo. O se sufre de cobardía futbolística o sencillamente no hay talento en los jugadores para buscar salir del pozo defendiendo los principios del fútbol. Esperar por cambiar la historia luego de ganar como sea, es apostar a un milagro. Y para la Navidad aún falta.
La decisión dirigencial de sostener la continuidad de este proceso es absolutamente entendible y respetable si mantendrá al mismo tras el final del torneo. De no ser así, no tiene sentido. O se leerá como "lo mantenemos para no indemnizarlo". Ok, siempre que esto no salga luego más caro cuando haya que trabajar intensamente para recuperar la mentalidad, ahora claramente perdedora, de los integrantes del plantel que queden. Sería bueno que digan lo que viene. No ahora, porque el torneo ya está en la recta final y nosotros no aparecemos en la foto. Pero si en el próximo, donde deseamos que la gente pueda ir al estadio.
En tiempos de correo electrónico y WhatsApp, el cartero es una especie en vías de extinción. A la que uno, en su afán de echar culpas, siempre puede señalar cuando solo se reciben malas noticias.