Estrés y miedo a la muerte: algunos efectos del confinamiento en los niños

La pandemia golpeó con distinta intensidad entre las distintas franjas etarias. La infancia fue uno de los grupos más afectados, tanto en el plano educativo como socioafectivo. La presencialidad en las aulas se vivió con entusiasmo por todos. La alegría duró un suspiro, ya que tras el aumento de casos de Coronavirus y el estrés que ésto generaba en el sistema sanitario, las autoridades decidieron dar marcha atrás y la pedagogía quedó restringida a las paredes de cada hogar y a las pantallas más cercanas.
Pero, ¿qué efectos trajo el encierro en los más chicos? CASTELLANOS dialogó con el médico pediatra y Director de la Clínica Nacer, Daniel Marfort quien reconoció que hubo una disminución en las consultas e internaciones por enfermedades respiratorias infecciosas. "El hecho de que el niño no tenga contacto con sus pares y esté aislado en su casa, obviamente que disminuyó muchísimo los cuadros respiratorios y se notó muchísimo en las guardias y en los consultorios una baja importante de consultas". Sobre esta baja analizó que en "partes era miedo de sacarlo para hacer la consulta y otra parte por el hecho de que al estar aislado no se han enfermado de esos cuadros".
Pero lejos de poder alegrarse por esta estadística, señaló la gran preocupación por el surgimiento de las "epidemias ocultas". "Este aislamiento que no es algo normal, sin contacto con el exterior y con tus pares aparecen otro tipo de enfermedades. Lo que estamos viendo son epidemias ocultas, así lo definió la Sociedad Argentina de Pediatría, son patologías que no se veían tanto en los niños. Por ejemplo: el niño al no concurrir a la escuela, que la escuela no es sólo para la alfabetización, sino también es importante para la relación con sus pares, es forjar responsabilidades, el tener contacto con los otros niños en los recreos, juegos, deportes, esto hizo que aparecieran un montón de situaciones emocionales que antes no veíamos", resaltó. 
Por ejemplo: dolor de cabeza, sensación de miedo a la muerte, insomnio, dolores corporales, tórax, pecho, intestinos, diarrea, gastritis, acidez, "son manifestaciones de estrés en el cuerpo que habitualmente lo vemos en los adultos, por el ritmo de trabajo, problemas familiares, pero no lo veíamos en los niños". 
En relación a ésto destacó que la Sociedad Argentina de Pediatría hizo una encuesta muy grande a nivel país, a niños de entre 6 y 16 años, y la conclusión fue que "los chicos piden presencialidad, y además manifiestan todo este tipo de temores, miedo a la muerte, miedo a dormirse, miedo a que le falte un familiar, miedo a la pandemia". Uno mira en la televisión y de forma permanente reciben malas noticias, con la cifras de muertos, "todo es mala noticia lo que recibe el niño".

Volver a las aulas

Uno de los grandes interrogantes que se dieron a lo largo de estos 14 meses es si los chicos deben o no estar en las aulas, ¿es peor el remedio que la enfermedad? "Si me preguntas a mí, y lo que respalda la Sociedad de Pediatría, lo que es la presencialidad tendría que ser una prioridad, los chicos deben volver sí o sí a las aulas, no sólo por la escolaridad sino por todas estas cosas que estamos viendo".
"El niño al estar mucho tiempo en su casa se vuelve adicto a las pantallas, eso lleva a un sedentarismo, a un aumento de consumo de calorías, lo que a su vez lleva a la obesidad, dolores posturales, no hubo cuadros respiratorios pero hubo muchos otros cuadros que los superaron", reconoció.

"El niño está sufriendo este encierro"

El contexto que hoy toca atravesar puede generar consecuencias en el caso de los más chicos, las manifestaciones varían en relación a la edad, los adolescentes pueden demostrar indiferencia u enojo ante la privación de libertad y reaccionar mediante el rechazo a las normas. "En los niños pequeños las manifestaciones son muy importantes, pueden ser un tartamudeo, frecuentes pesadillas, terrores nocturnos, enojo, son pequeñas señales que pueden indicar depresión o ansiedad y en caso de que no se calme con el acompañamiento de los adultos debe ser tratado".
"Entiendo a los padres que tienen dos o tres niños y mantenerlos en un lugar, hay realidades diferentes, familias que tienen patios grande y pueden estar ahí, pero también hay familias que no lo tienen y dejan permanentemente a los chicos adentro, y realmente entretener a un niño es difícil". Todo ésto cambia la arquitectura del sueño, "hay chicos que se acuestan a las 3 de la mañana porque están jugando, se despiertan pasando el mediodía, y lleva una alteración en el cuerpo, que vienen acompañado de trastornos emocionales, alimentarios, corporales, vuelven a orinarse en la cama, todo es preocupante. Sedentarios con pantalla, comida sin actividad física. Esa combinación durante unos meses es trágica", sentenció Marfort.