Los sanatorios de Rafaela atraviesan un complicado momento económico

La situación actual de la salud privada está pasando un crítico momento por la falta de pacientes. Los dueños de los sanatorios y las clínicas de Rafaela aseguran que los costos han subido significativamente y que, por miedo, muchas personas están dejando de asistir a consultas programadas.

Hoy existen situaciones de precariedad laboral que hasta ahora no eran demasiado conocidas por gran parte de la población, cuando se habla de las dificultades que atraviesan empresas, industrias y comercios, no se toma en cuenta el impacto negativo que tuvo la pandemia por sobre los efectores privados de salud, con una drástica caída de las consultas y estudios, y la necesidad de adecuar los sistemas de atención y la infraestructura, que implicó una fuerte inversión, pero los ingresos son precarios.

Existe un falso ideal, de que los médicos «ganan mucho dinero». Pero el Covid-19 vino también, a desmitificar esos ideales, y quedó a las claras las grandes dificultades a las que expuso esta enfermedad, tanto al sector público que tuvo fuertes reclamos por sus salarios, como a los privados. Que lejos de mantenerse las consultas, las mismas bajaron drásticamente (por la recomendación de no asistir, salvo en caso de urgencias), y eso sin lugar a dudas, impacta en el dinero percibido y en salarios que no pueden ser completados.

En nuestra ciudad, la situación no es diferente, y según pudo conocer CASTELLANOS, uno de los sectores más afectados es la pediatría. La mayoría de las clínicas de la ciudad tienen una atención baja y escasa, ya que los chicos no salen, no tienen contacto y hay un número menor de las llamadas enfermedades estacionarias de esta época. Sin ir más lejos, los números reflejan que para ésta época del año, donde había una ocupación del 70% en internación, hoy solamente hay un 15%, en comparación con otros años, mostrando la mala situación de los efectores monovalentes.

En Rafaela, la mayoría de los sanatorios han bajado (sanatorios polivalentes) casi un 50%, mientras que, en pediatría, específicamente, el número es aún más bajo.

El otro dato que enciende las alarmas es el tiempo de demora con el que las prepagas y obras sociales cancelan las prestaciones, el cual ronda en los tres meses. Esto sumado a los pocos ingresos que hay, por la escases de consultas, agudiza el temor de cómo sostener las fuentes laborales y cómo mantener las clínicas de pie.

Caída importante de consultas

Entre las consultas que hizo CASTELLANOS, aparece como gran problemática el miedo de la gente. El salir de casa para llevar a un niño o a un familiar a un sanatorio por «un problema menor», ha generado una especie de psicosis en la gente. Y los números avalan esta realidad, ya que de unas 1500 consultas mensuales (en cualquier sanatorio de la ciudad), sólo hay alrededor de 500 por mes, en este rango de marzo, abril, mayo, junio y julio. Hoy ya ni siquiera van a visitar al médico que está de guardia, por miedo al contagio de Coronavirus.

Además, hoy los chicos no asisten a los colegios, no tienen clases presenciales, y están todo el día en casa. No se levantan de mañana temprano para ir a la escuela o bien hacer actividades relacionadas. Por lo que las patologías respiratorias, propias de le época del año, fueron escasas.

A partir de ahora la situación se torna cada día más compleja y los sanatorios comienzan a pensar qué será lo mejor para su futuro. Y sin pacientes que atender, el final puede ser definitivo.