Día de cambios

Por Oscar Martínez - Se pareció a un déjà vu, ese tipo de paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que se siente como si se hubiera vivido previamente. Y no de un hecho demasiado lejano. El 8 de abril pasado, por a fecha 10 de este torneo, el Atlético dirigido por Yagui Forestello le ganó por goleada a Alvarado de Mar del Plata. Camisetas similares de los rivales, partido en día de semana (aquella vez fue un viernes), mismo estadio y un resultado que, hasta el descuento de Colazo en el minuto 88, era idéntico: 4 a 0. Ah, también la alegría del pueblo celeste era similar. Solo que entonces no se sufría tanta angustia, y eran pocos los que presagiaban que la Crema pelearía en la zona del descenso. Entonces, la diferencia estuvo en esa sensación, la del alivio.
Este fue un jueves de cambios. Lo que disfrutamos en el Monumental se pareció a un pequeño reflejo de lo que se vio en el país. Todo un cimbronazo gubernamental en donde la entrenadora en jefe (o jefa o jefx, bueno, como sea) utilizó todas las ventanas. Massa súper ministro, Scioli vuelve a Brasil, Domínguez renunció y Batakis será presidenta del Nación. Eso sí, nadie se queda afuera. Ni Gustavo Beliz, al que seguramente ya le han encontrado algún escritorio con pocas luces. Si bien la política siempre se entiende mejor cuando usamos ejemplos futboleros, como suele decir Alejandro Borensztein, a veces también se explica con metáforas científicas. Por ejemplo: «según la física cuántica, no se puede predecir la ubicación exacta de una partícula en el espacio, pero si la probabilidad de encontrarla en diferentes lugares sabiendo que en las áreas más brillantes es donde hay mayores posibilidades de encontrar el electrón». Esa es la forma científica de entender a Sergio Massa. En realidad, hay formas más simples pero son un poco guarangas. Tenemos súper ministro. Todo se renueva. Si es para bien, entonces bienvenido. El país lo necesita. Y también Atlético, claro. La renovación tuvo que ver con el ingreso de Nicolás Aguirre, un futbolista de tremenda jerarquía que, además, conoce sobradamente lo que significa el club, y entró a jugar el partido como si quisiera demostrar esto, y lo hizo sobradamente. Su gol y lo que transmitió fue clave. Esa semilla hizo resurgir el talento de la pegada de Marco Borgnino que derivo en el segundo tanto. Fue demasiado para Brown de Puerto Madryn que nunca se pudo recuperar. Y lo mejor fue que en el segundo tiempo el equipo siguió jugando del mismo modo. Pudo y debió ser otro 4 a 0. El equipo se regaló, y nos regaló, un triunfo con varias lecturas y más beneficios.
Se hizo tal vez el mejor partido del torneo, siendo sólidos en el fondo, con buena creación en el medio y certeza a la hora de definir. El equipo cambió radicalmente lo que hizo en la fecha anterior demostrando que puede jugar bien y ganar. Pero, fundamentalmente, los tres puntos aflojan la tensión de la soga que tienen los jugadores en el cuello y permiten pensar el futuro de otra forma. Para los futbolistas, un bálsamo. Y para el hincha, la posibilidad de disfrutar a pleno el fin de semana. Se ha ganado mucho más que un partido, pero la historia sigue obligando. Todo sabemos esto. Claro que estas victorias permiten abrir alginas pequeñas ventanas para que entre luz. Es bueno pensar que entre todos podemos hacer permanecer esta victoria, para que no sea fugaz.
Foto: N. Gramaglia