El sueño americano

Por Oscar Martínez. "El béisbol es lo que Estados Unidos querría ser, pero el fútbol americano es lo que Estados Unidos es". La frase, que leí años atrás, bien podría pertenecer a Word Smith. "Smitty", periodista veterano e influyente inventado por el escritor Philip Roth, uno de los novelistas más grandes y célebres de Estados Unidos, que ganó el premio Pulitzer, el premio International Man Booker y muchos otros más. Y va en consonancia con lo que afirma el periodista, este si es real, Buzz Bissinger. "El fútbol americano nos gusta justamente porque es una celebración de la violencia. Aceptémoslo como es o directamente prohibámoslo, porque si cortamos su natural salvajería, que tanto gusta a la cadena Fox, no será nada".
El fútbol americano son esos tipos gigantescos con casco y hombreras que van tras una pelota parecida a la de rugby. Los vemos todo el tiempo en las películas yanquis que hablan de  touchdowns y mariscales de campo. El juego, que entiendo luego de repasar varias veces sus reglas, no me apasiona. Y menos aún luego de conocer las secuelas que suele dejar en quienes lo practican. Pero el entorno sorprende, sobremanera cuando se trata de la final, el Súper Bowl, un show deportivo increíble.
Se trata del último juego del campeonato de la National Football League (NFL), en donde se enfrentan los campeones de la Conferencia Nacional (NFC) y la Conferencia Americana (AFC). Se llegó a esta edición, la 55, soportando apenas la pandemia mundial del Coronavirus que se ha desarrollado durante el largo descanso que el torneo tiene cada año. Los Bucaneros de Tampa Bay, liderados por Tom Brady, quien llegó a su Súper Bowl número 10, se beneficiaron con la previa selección del estadio y fueron locales ante Jefes de Kansas City, campeones de la edición anterior, cuando derrotaron a los 49s de San Francisco por 31-20 en un gran encuentro. Aunque el eje de la tarde, en 2.020, fue el extraordinario show de medio tiempo brindado por Jennifer López y Shakira, con las colaboraciones sorpresa de J Balvin y Bad Bunny, artistas del medio urbano que parece que ya se han adueñado del mundo entero.
Se esperaba que este año la investidura de Joe Biden como nuevo Presidente de Estados Unidos fuera clave en la previa del show. Sin embargo, se habló más de Kamala Harris, los Obama, Lady Gaga, JLo o Katy Perry. Y, claro, de Amanda Gorman, galardonada poeta de solo 22 años que recitó de manera soberbia un poema original, The Hill We Climb, que pareció devolver la esperanza y sanar a todo un país dividido. Solo por su espectacular éxito, al que han seguido decenas de entrevistas y un disparatado aumento de ventas de sus obras en Amazon, se explica que la joven californiana se convirtiera en la primera poeta en actuar en un Súper Bowl. Gorman dedicó sus versos a tres personas que, para la NFL, representan la labor comunitaria contra la pandemia: James Martin, veterano de infantería de Marina; Suzie Dornela, directora de UCI, y Trimaine Davis, educadora.
La definición tuvo, lamentablemente, la menor asistencia de la historia, apenas 22.000 espectadores. Cada asistente dispuso de un paquete individual de prevención que incluyo mascarilla, gel desinfectante y una guía donde se indicaban todos los protocolos que se debieron seguir de manera obligatoria. Solo se ocupó un tercio del Raymond James Stadium, y de ese total, siete mil quinientos sitios fueron para médicos y personal de salud que ha luchado y combatido la Covid-19, invitados como muestra de agradecimiento a su labor.
La ceremonia musical contó con la presencia de la cantante Miley Cyrus, la recordada Hannah Montana ofreció un espectáculo horas antes de la final, en honor a los trabajadores de salud, el cual se pudo disfrutar a través de TikTok. Tras el himno nacional de los Estados Unidos, esta vez cantado por Jazmine Sullivan y Erik Church, la NFL apostó para el siempre extraordinario show de entretiempo con uno de los artistas más destacados del momento: The Weeknd. Y aunque la liga dota a los artistas con una cifra que oscila entre los 500 mil y el millón de dólares, el reconocido cantante canadiense decidió añadir siete millones de su bolsillo para generar una "experiencia cinematográfica" en los poco menos de 15 minutos que tuvo en el escenario con intención de "hacer que el show del descanso sea lo que he visionado en mi cabeza". Vale aclarar que los artistas no cobran por la actuación, pero la exposición es tan alta que se traduce luego en un aumento descomunal en sus ventas. 
Las entradas tuvieron un costo que fueron de ocho mil a 45 mil dólares mientras que se estima que al menos 100 millones de espectadores siguieron el partido por la televisión.
Con 43 años, seis anillos de campeón, todos con New England Patriots, Tom Brady es un verdadero "mito". El eterno mariscal de campo se ha cansado de desacreditar a todos aquellos que año a año le dicen que está "terminado". Del otro lado estuvo el heredero. Pat Mahomes, que solo tiene solo 25 años, lideró a su equipo al título en la edición anterior, acumula reconocimientos como MVP y Mejor Jugador Ofensivo de la temporada 2018, MVP y campeón del Súper Bowl LIV y tres veces seleccionado al Pro Bowl. El de anoche fue un duelo generacional entre dos genios de este deporte.
Por primera vez en 37 años, Budweiser renunció a emitir un anuncio durante el partido, lo que resultó extraño para los seguidores, ya que se trataba siempre de piezas extraordinarias. La empresa cervecera, al igual que Coca Cola, decidió destinar los veinte millones de dólares que invierte regularmente en publicidad a entidades que trabajan contra el Covid. Mientras que emitió un anuncio narrado por Rashida Jones, actriz de series como Parks and Recreation o The Office, que es verdaderamente emocionante. Vale aclarar que el costo estimado para un anuncio de 30 segundos en la transmisión oficial fue de 5.5 millones dólares
Algunos datos sobre el entorno del show deportivo sorprenden. Por ejemplo saber que las apuestas superaron todo lo esperado, por ejemplo, en Las Vegas se registró una de $2.300.000 de dólares a que los "Bucaneros" se llevarían el triunfo. Tom Brady, además de recibir su sueldo de 25 millones de dólares, recibió un bono extra de 500 mil dólares por estar en otra final. El trofeo, llamado Vince Lombardi, se fabrica cada año completamente en plata por Tiffany & Co. y su valor es de 50.000 dólares. Aparte del trofeo, los integrantes del equipo ganador se llevan anillos de campeonato que están valuados en 5.000 dólares cada uno, un bono de 92.000 dólares y otros de hasta 49.000 dólares. Por primera vez  una mujer tuvo participación en la cancha: Sarah Thomas fue la primera árbitro en la historia del Súper Bowl.
George Visger, ex jugador que padece ETC, lesión denominada encefalopatía traumática crónica, afirmó que "más que un deporte de contacto, es un deporte de colisión". La NFL ha ido mejorando el aspecto de seguridad en el juego, pero no le ha quitado la cuota de ferocidad y violencia que lo distingue. La película La verdad oculta, protagonizada por Will Smith, que narra la vida del doctor Bennet Omalu, un patólogo forense nigeriano que luchó contra los esfuerzos de la National Football League para suprimir su investigación sobre esta lesión, muestra la parte oscura del fútbol americano. Como contrapartida, muchas otras películas se nutren de historias cargadas de épica cotidiana que suelen dar abundante material a los guionistas para que elaboren metáforas sobre el sueño americano. Mientras todo ello se discute, fue una buena decisión sentarse frente al televisor, como millones lo hicieron en todo el mundo, para disfrutar del Súper Bowl, ese show deportivo inigualable.