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Manuel Belgrano, chozno nieto del prócer y presidente del Instituto que lleva su nombre, comparte algunos detalles valiosos y poco conocidos de su trastatarabuelo. ¿Por qué es importante recordar a los padres de la patria y qué tienen para decirnos en la actualidad?
20 de junio de 2021Por Juan Ignacio Cánepa. La figura de Manuel Belgrano es una de las más emblemáticas en el reducido altar de los padres de la patria argentinos. Criollo, hijo de padre italiano y madre argentina, nacida en Buenos Aires, pero de antigua ascendencia santiagueña, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús – su nombre completo– abrazó la Revolución de Mayo con la totalidad de su ser y aunque formado en leyes y con una carrera muy prolífica como funcionario, no dudó en hacerse cargo de los diversos ejércitos que formó el gobierno patrio en sus luchas emancipadoras. No en vano a veces se lo recuerda en su carácter de "general".
El Lic. en Ciencias Políticas y periodista, Juan Ignacio Cánepa, dialogó con Manuel Belgrano chozno nieto, quien arrojó importantes aportes para la historia contemporánea y que resultó un testimonio que nos invita a reflexionar en esta fecha tan importante.
¿Cómo es su parentesco con el prócer?
-Soy quinta línea de descendencia directa por su hija Manuela Mónica –fruto de su relación con Dolores Helguero, en Tucumán– y su nieta, Flora, o sea, dos generaciones de mujeres. Pero su nieta se casó con Juan Carlos Belgrano, de manera que allí se recuperó el apellido. De ese matrimonio nacieron Manuel, Mario y Néstor Belgrano, mi abuelo.
¿Qué se siente llamarse como un prócer?
-Siempre digo que no sé explicarlo, porque nunca tuve otro nombre. Entonces, no sé cuál es la diferencia. Lo que sí sé es que soy igual que cualquier otro en la vida cotidiana. No hay nada que se aparte de lo normal, con ciertas excepciones, como este reportaje, que me lo están haciendo por cómo me llamo y de dónde desciendo. O en el colegio, que cuando se hablaba del 25 de Mayo y se nombraba a Manuel Belgrano, todos los compañeros se daban vuelta a mirarme.
¿A nivel familiar es una figura que está presente?
-En la familia, siempre está presente el prócer. En toda reunión que uno vaya, siempre algo va a haber sobre él. Pero, bueno, yo llevo el nombre, de manera que a mi hermano no le ha pasado lo que me ha pasado a mí. Ni a mi hija lo que le ha pasado a mi hijo, que tiene el mismo nombre completo, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.
¿Qué siente cuando se destaca el carácter militar de Belgrano?
-Sí, a veces se lo sindica como "general". Yo creo que es un reconocimiento que está bien dado. Cuando Belgrano inicia la redacción de su testamento –no lo terminó porque estaba muy enfermo–, escribe: "Yo, brigadier de los Ejércitos de la América del Sur". O sea, él reconoce su estado militar. Es importante porque en general, se lo conoce por sus acciones militares. Aunque su figura como civil es importantísima, aquellos 16 años que estuvo como secretario perpetuo del Real Consulado realizó una gran función.
Si bien tuvo una participación en la defensa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas, Belgrano era una figura civil al momento de la Revolución de Mayo.
-Sí, pero inmediatamente se lo nombró para hacer la campaña del Ejército Auxiliar al Paraguay. Después, a la Banda Oriental. Cuando vuelve, de forma inmediata, lo envían a Rosario para fortificar el río con dos baterías por las incursiones que hacía la flota realista que estaba anclada en Montevideo. Todas esas campañas las hizo con grado militar. Cuando va a Rosario, marcha con el grado de coronel jefe de Patricios. De ahí, sigue al norte y se hace cargo del Ejército Auxiliar del Alto Perú. Allí, tiene una gran campaña militar, con las dos batallas principales, Salta y Tucumán, que salvan la Revolución de Mayo. Por eso, creo que está bien recordarlo con grado militar.
¿Y en cuanto a su etapa civil?
-Él fue licenciado en Leyes. Muchas veces, se lo llama doctor, pero Belgrano nunca quiso hacer el doctorado. Y en ese entonces, no se llamaba doctor al que era abogado.
¿Él no quiso seguir esos estudios?
-No, está documentado en una carta a su madre en la que le dice que no iba a hacer el doctorado, porque "tener una borla más" no servía en el foro.
O sea, era mas bien una persona de acción…
-Sí, sin dudas, porque después estudió Economía. Como secretario perpetuo del Consulado, desarrolló una tarea de economía sumamente importante. Las disciplinas que desarrolla tienen mucho que ver con la economía, pero sobre todo con la educación. Fundó la Escuela de Náutica, la de Matemáticas, de Artes y Oficios. Él quería que esta parte del Reino de España –las colonias– se desarrollara. ¿Por qué no tener desarrollo productivo y comercial en las colonias?
Una frase que siempre repetía era: "Por el bienestar de mis paisanos". La Del Plata era una colonia que no tenía ningún tipo de posibilidad de progreso, salvo aquellos españoles que tenían el monopolio de ciertos comercios.
¿Cómo era su pensamiento económico en relación al progreso que quería lograr?
-Su pensamiento económico tiene aplicación hoy en día. Hablaba del libre comercio, pero también de cuidar la economía interna. Fue propulsor de nuevos cultivos, como el cáñamo, el lino, cultivos para elaborar el producto textil acá y no traer todo de afuera. El cáñamo se usaba para fabricar sogas para las embarcaciones. También, fomentó la agricultura: hablaba de la fertilización –no se usaba esa palabra, pero sí la de abonar la tierra– y la enmienda. Incluso, tuvo un pensamiento ambientalista: decía que por cada árbol que se cortaba, había que plantar dos. O sea, Belgrano era una persona muy preparada y adelantada para su tiempo. Una persona que tiene mucho para decirnos hoy.
¿Cómo cree que se debe abordar a personajes de este calibre desde la mirada actual?
-Hay que mirarlos desde su ejemplo. En el caso de Belgrano, mirar la formación que tuvo, porque habrá sido una persona brillante, pero lo fue también por la educación que tuvo. Él sabía que la educación era algo indispensable para tener un pueblo libre. Decía que "sin educación no existe la libertad", porque aunque nacemos iguales, sin educación hay diferentes rubros que no se pueden desarrollar. Insistió mucho en ésto y fue uno de sus grandes legados, reconocido incluso por Sarmiento. Belgrano abría todas esas instituciones y desde España se las cerraban por falta de presupuesto. Todo ésto está reflejado en las Memorias consulares y en el periódico Correo de Comercio. Por ejemplo, cuando recibe un premio de 40.000 pesos después de la batalla de Salta, lo acepta pero con el cargo de dotar a cuatro escuelas. Tenía en alta estima a los maestros, a quienes en las fiestas patronales o patrias, sentaba al lado de la máxima autoridad. Los consideraba padres de la patria por ser los primeros que tenían contacto con los chicos y los que enseñaban a los futuros gobernantes, comerciantes, profesionales, entre otros. Todo lo relativo a la educación es una bandera muy importante en el pensamiento belgraniano.
¿Qué otros valores destaca de Belgrano?
-Sus valores como funcionario público: fue una persona impecable, sin tacha. Y su entrega a la patria, total. Eso es lo que hace un verdadero patriota. Tuvo un amor a la patria sin par, porque dejó absolutamente todo.
¿Cómo se llevó con el poder? ¿Lo sufrió?
-Sí, yo creo que sí. De hecho, lo mandaban a hacer campañas para sacarlo de Buenos Aires. Cuando crea la Bandera, el conflicto se vuelve muy claro. Él pide hacer una escarapela para diferenciarse del enemigo, y lo autorizan a hacer una blanca y celeste. Cuando termina de hacer la batería Independencia, en Rosario, no tenía Bandera para inaugurarla. Entonces informa: "Teniendo la necesidad de izar bandera y no teniéndola, la mandé a hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela". Tuvo una reprimenda severa.
¿Piensa que hoy están suficientemente valorados los padres de la patria?
-No, creo que hace falta muchísimo. Hay que empezar desde abajo, desde la escuela. Ya se perdieron los actos patrios, no se toma verdadera conciencia de lo que significan esas fechas. A partir de ese respeto, se valoriza a los hombres que fueron sus protagonistas. Pero primero hay que respetar las fechas patrias. La juventud de hoy no las conoce. No digo que sepan la historia al detalle, pero si se les pregunta quién es Belgrano, no lo saben.
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