La historia de los deshollinadores

TERCERA PARTE

El presente dice que hoy en Italia hay casi mil deshollinadores y de nuevo, muchas chimeneas y estufas contra la crisis, porque el pellet cuesta menos que el diesel. 
Pero ahora son operadores tecnológicos, para nada miserables. El nuevo deshollinador tiene una importante responsabilidad en la eficiencia y seguridad del sistema que se le ha encomendado, tanto que a esta figura se le asoció una legislación específica, que regula las competencias y responsabilidades a las que debe someterse el profesional.
Cada vez se ofrecen en el mercado aparatos de combustión más complejos y provistos de complicados dispositivos, que deben ir acompañados de una mayor responsabilidad y profesionalidad de los técnicos encargados de la instalación de estos generadores de calor, cumpliendo con la normativa de instalación y actualizándose constantemente, que la ejercen equipados con dispositivos tecnológicos automatizados, sofisticados equipos fabricados con materiales de reciente innovación, con micro telecámaras especialmente construidas para introducir en las chimeneas, que con el tiempo se fueron haciendo cada vez más pequeñas, con computadoras e internet y trabajan sobre los techos con total seguridad.
Hoy dista a años luz del personaje que algunos recuerdan, hace muchos años, haber visto recorriendo los pueblos con una bicicleta medio rota, con la escoba de ramas, rústica y resistente, que hacía subir y bajar por la chimenea con una cuerda, colocada en el portaequipaje y las varillas de madera atadas al caño.   
El deshollinador perdió parte de su lado romántico para ganarlo en profesionalidad. 
Aunque el escudo ya no es necesario para dividirse las áreas de las ciudades, algunos continúan trabajando en uniforme porque es muy conveniente para resguardarse del hollín, pero sobre todo mantiene viva una tradición, la de la figura romántica del deshollinador, que, nacida de la miseria y la explotación, se resarce hoy de un oficio que se convirtió en una profesión, de la que ya no podrá prescindir.   

El museo de los deshollinadores

Desde 2011 recibe el nombre de Museo Regional de la Emigración Vigezzina en el mundo.
EL Museo de los Deshollinadores, único en Italia, se encuentra en el centro histórico de Santa Maria Maggiore, en el valle Vigezzo, en un edificio de singular belleza, ubicado dentro del espléndido parque de Villa Antonia.
Fundado en agosto de 1983, cobró vida a instancias de viejos deshollinadores que habían comenzado a recolectar herramientas, ropa, bicicletas viejas, fotos y recuerdos de su pasado.
Ampliado y completamente renovado para una nueva inauguración en abril de 2005, el nuevo Museo presenta un recorrido interactivo que involucra al público en una visita multisensorial que activa la participación directa de los visitantes. Este itinerario, basado en la experiencia perceptual, constituye una novedad absoluta de acercamiento a un tema histórico-social como el de los Deshollinadores y permite que este se cuente entre las propuestas museísticas más innovadoras de la Región Piamonte. 
Cuenta, a través de herramientas, objetos, publicaciones y sugestivos testimonios, la epopeya, la pobreza y el sufrimiento, la dura experiencia de una figura, casi desconocida para nosotros, que marcó la vida del Valle Vigezzo durante siglos.
A raíz de la exposición de 2005, se convirtió en templo y depósito de una memoria colectiva, como lo demuestran los recuerdos donados por las distintas delegaciones de las naciones participantes en el encuentro internacional.
El museo, en su trazado, cumple la doble función de testigo de la recuperación de los emigrantes de Vigezzo de los siglos XVII y XIX, que, tras inmensos sacrificios, regresaron enriquecidos al Valle, marcando así un futuro diferente al invertir en la construcción de villas, iglesias y parques, que también se convirtieron en un símbolo del valle, y el de la explotación de los menores que fue un flagelo social en los siglos pasados y que en el caso de Vigezzo, se vieron obligados a sufrir los pequeños rüsca desde el 1800 en adelante.
También alberga la Asociación Nacional de Deshollinadores, fundada en los años 80 del siglo pasado y constituida oficialmente en el 2000, con el fin de preservar las tradiciones vinculadas al oficio de deshollinador y promover la realización de iniciativas culturales y turísticas.

Monumento al deshollinador – malesco

El monumento al deshollinador, en Malesco, construido en 1983, consiste en una estatua de bronce colocada sobre una roca y rodeada de unas estilizadas chimeneas.
La escultura representa al pequeño rusca Fausto Cappini di Re, que murió a los 13 años al tocar cables eléctricos de alto voltaje al asomar por una chimenea después de limpiarla y es un homenaje a la memoria de los muchos jóvenes emigrantes a temprana edad del Valle Vigezzo, para practicar el arduo trabajo de deshollinador.

Encuentro internacional de deshollinadores

Un encuentro único en el mundo. Un éxito que se repite cada año y que consigue atraer visitantes de todos los rincones de Italia.
El histórico evento está organizado por la Asociación Nacional de Deshollinadores con la colaboración de la Municipalidad de Santa Maria Maggiore y la Pro Loco de Santa Maria Maggiore.
Desde hace 38 años, miles de deshollinadores, desde los Apeninos hasta los Alpes, desde Suiza, Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Rusia, Lituania, Letonia, Estonia, Rumanía, Inglaterra, Escocia, Moldavia, Estados Unidos, Japón y Uruguay, se reúnen en Santa Maria Maggiore, en el Valle Vigezzo, para celebrar y rendir homenaje a la cuna de este antiguo oficio. 
Es un evento espléndido, que sorprende, incluso si el término esplendor no es exactamente el correcto, ya que el color predominante en estos días es el negro, el color de los uniformes de los deshollinadores y del hollín.