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A 37 años de la recuperación de la democracia

Un día como hoy, pero de 1983 ganaba las elecciones nacionales el Doctor Raúl Alfonsín, luego de siete años de dictadura militar.

30 de octubre de 2020Redacción webRedacción web
Asunción-Alfonsín
Asunción del presidente Raúl Alfonsín, el 10 de diciembre de 1983

El Día de la Recuperación de la Democracia se celebra el 30 de octubre en recuerdo de una de las fechas más importantes para el pueblo argentino, ya que el 30 de octubre de 1983 y tras siete años de dictadura se consiguió la vuelta a la democracia, que había sido perdida. Habían pasado siete años desde el último golpe de Estado, el que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.

El doctor Raúl Alfonsín logró el triunfo electoral en 1983 con el apoyo de su partido, pero también con un nutrido electorado de variado origen. Esta realidad, lo llevó más tarde a dar, a interpretar el resultado electoral como una proyección en la posibilidad de crear un "Tercer Movimiento Histórico". Imaginó un liderazgo que hegemonizara una confluencia entre su partido, sectores peronistas y de otras extracciones, como en su momento habían sido el Yrigoyenismo y el Peronismo.

El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación. Su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: por un lado, la consolidación de la democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad, y por el otro, la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.

El gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza nueva: la sociedad civil que había votado su propuesta de construir un Estado de Derecho, al cual los poderes corporativos (FF. AA., Iglesia y Sindicatos) deberían someterse y consolidar un sistema político que resolviera los conflictos de una manera pacífica, ordenada, transparente y equitativa.

La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por sí sola resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los poderosos intereses establecidos que se le oponían. El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades artísticas. Hubo profundas transformaciones en la universidad y en el sistema científico. Volvieron los intelectuales del exilio ocupando los medios de comunicación y se los empleó como asesores o funcionarios técnicos. En el campo de las relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida.

Plan Austral 

El Plan Austral fue un programa argentino de estabilización monetaria que se inició en junio de 1985, fue del tipo "política de shock" y logró contener la inflación rápidamente sin frenar el crecimiento económico. El programa terminó en los hechos cuando hacia 1988 un rebrote inflacionario forzó a crear un nuevo programa, conocido como "Plan Primavera", que no lograría evitar la Hiperinflación argentina de 1989 y 1990, que terminaría en la renuncia de Alfonsín y en una transición adelantada al presidente electo Carlos Menem. Las medidas incluidas en el plan eran: control de los precios de los productos y tarifas de los servicios públicos, congelamiento salarial y no emisión monetaria. Se pretendía así detener la inflación que crecía por entonces un 1% diario. Muchas de esas medidas eran condiciones que el FMI exigía para continuar las negociaciones que llegaron a buen puerto cuando Alfonsín firmó con esa entidad un acuerdo de reescalonamiento del pago de la deuda externa que vencía ese año y el otorgamiento de un crédito suplementario de 4.200 millones de dólares, pese a que en los primeros meses de su gobierno promovió la creación de una comisión legislativa para que estableciera el monto de la deuda legítima ya que intentó no negociar el pago de ella solamente con el FMI, acudiendo al Banco Mundial, al Club de Paris, al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a la banca privada. El éxito inicial del Plan Austral se reflejó en las elecciones legislativas de noviembre de 1985. Pero a fines del 86 el Plan Austral dio muestras de agotamiento. El austral comenzó a desvalorizarse fuertemente con respecto al dólar en el mercado de cambio. La inflación volvió a trepar mientras que la recesión y los conflictos sociales se agravaban más y más. Ante esta situación, se optó por el abandono de los estrictos controles y por la liberalización económica. Esto significó el rompimiento con el modelo de economía semi cerrada puesto en marcha desde hacía medio siglo y la apertura del mercado a los productos extranjeros, acompañada por la reforma del Estado.

Fin del mandato

Raúl Alfonsín debía terminar su mandato el 10 de diciembre de 1989. Sin embargo, la recesión económica, el creciente rechazo de los líderes sindicales, la falta de apoyo de los líderes empresariales, y el temor a una nueva intentona de grupos militares, influyeron para que el 21 de abril de 1989, Alfonsín anunciara que adelantaba considerablemente la fecha de las elecciones, estableciéndolas el 14 de mayo, casi siete meses antes de la entrega del mando. Con esta medida buscaba apaciguar la situación apremiante del país. Alfonsín, en el futuro, calificaría como "un error tremendo" de su parte, haber adelantado las elecciones de esa manera, aunque por otro lado también reflexionó que el contexto hacía muy difícil cualquier vía.

Los dos candidatos con posibilidades de resultar elegidos eran el radical Eduardo Angeloz, por la Unión Cívica Radical, y el peronista Carlos Menem, por el Partido Justicialista. De acuerdo con encuestas de la época, hasta enero de 1989 la posibilidad de que la Unión Cívica Radical volviera a ganar las elecciones tenía un serio fundamento. Sin embargo, con el correr de los meses el empeoramiento de la recesión disminuyó la posibilidad de triunfo.

El 14 de mayo Carlos Menem triunfó con el 47% de los votos, frente al 37% del candidato radical. Contra lo que Alfonsín había supuesto, la situación en el país no se calmó: Argentina pasó de la fase de recesión a la de hiperinflación, en mayo la inflación alcanzó el 78% mensual y la pobreza comenzó a crecer de modo exponencial: en mayo era del 25% y en octubre del 47%. Comenzaron a producirse saqueos y a extenderse una ola de violencia, que provocó que el 30 de mayo Alfonsín decretara el estado de sitio.

Con una situación que se agravaba día tras día, Raúl Alfonsín decidió sacrificar su presidencia para sostener la democracia y el 12 de junio de 1989  anunció que adelantaba también el traspaso de mando para el 30 de ese mes, unos cinco meses antes de la fecha que le correspondía hacerlo. La medida agarró desprevenido a Menem, que no esperaba tomar el mando tan pronto, así que negociaron. Finalmente, Alfonsín le traspasó el mando a Menem el 8 de julio de 1989.

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