El tenis en tiempos de pandemia

Por Oscar Martínez. La crisis sanitaria motorizó la gestión de otros modos de vinculación, con barbijos y distancia social, y llevó a imaginar lo que muchos han llamado "nueva normalidad", un concepto que pone en evidencia la capacidad de transformación que alberga toda comunidad. Pero lo real es que ésto no tiene nada de normalidad, ya que nuestras vidas están totalmente alteradas, sufrimos cambios radicales en la manera de convivir y socializar, de cuidar nuestra salud, de trabajar, de movernos y de consumir. Y obviamente, tenemos una mirada distinta sobre el mundo del deporte. La realidad convirtió a las disciplinas individuales en más individualistas que nunca, y a los deportes en conjunto, en grupos reducidos y con jugadores dueños "de su propia pelota". Además, tanto a las grandes estrellas como al resto, se los ve más lejanos. Todos se mueven en pequeñas y cerradas burbujas que quitan contacto con el mundo exterior, entonces los deportistas juegan, sufren y disfrutan en soledad. Y los espectadores extrañamos tanto los estadios como presenciar por televisión partidos con público, ese condimento que hace más pasional cualquier actividad.

Quienes trabajan en el deporte en la nueva normalidad han visto potenciado los cambios por la necesidad de volver a las canchas, en el nivel que sea, lo antes posible. Las razones son tan variadas como obvias. Y algunos, como el entrenador de tenis Claudio Faya, se han visto obligados a adelantar la toma de decisiones que incluyen lo social y lo deportivo.

"Estoy en Valencia, España, donde tengo parte de mi familia y donde me encontró la explosión de la pandemia. Llegué el año pasado, había venido con Sofía Vivas, ella iba a jugar un par de torneos para ir haciendo experiencias, en medio de la gira el mundo cambió, hemos tenido que reprogramar todo y ya no pude volverme. La situación es muy complicada, hemos pasado por un período de confinamiento pero es difícil pensar por ahora en el regreso, teniendo en cuenta que se avecina una tercera ola. Extraño a mis hijos en Rafaela y a todos mis amigos y familiares allí y en San Francisco, donde viven mi madre y mi hermana, pero hoy pensar en viajar es demasiado riesgoso".

- ¿Tenías pensado quedarte en España?

- "Creo que el Covid adelantó mis decisiones. Regresé en 2019 a Rafaela para potenciar el trabajo en Atlético, armamos un grupo de entrenamiento muy bueno con María José Costamagna y Marcelo Galiano al frente de un equipo de entrenadores y todo comenzó a funcionar. Mi idea era hacer base en España y viajar para allá cada vez que sea necesario, pero ésto se hizo imposible. Estoy en contacto permanente mediante aplicaciones, cámaras, veo entrenamientos, monitoreo horarios, y aunque no es lo mismo, con el esfuerzo de todos, creo que pudimos hacer que todo funcione. El hecho de tener base en Europa ayuda a desarrollar el proyecto de Tenis de Atlético de Rafaela para que los chicos que busquen soñar puedan tener dónde estar y potenciar sus entrenamientos y su experiencia internacional, el tema Covid ha puesto freno a muchas cosas que teníamos en carpeta para desarrollar. Además, está el tema económico y lo que ha perdido la moneda de nuestro país en relación a los mercados internacionales…Acá en Valencia estamos llevando un proyecto con Rubén Gil, basado en una escuela formativa con chicos de competición. Rubén es un gran profesional con el cual tenemos muchas cosas en común y hemos podido consolidar un equipo de trabajo muy bueno para desarrollar jugadores".
Claudio Faya nació en San Francisco, Córdoba, y comenzó a entrenar jugadores de tenis desde muy joven. Trabajó en Las Varillas, Freyre, San Vicente, Cañada Rosquín, San Martín de las Escobas, María Juana y San Jorge, hasta que en 2005 se hizo cargo de la escuelita de tenis de Atlético de Rafaela. Se quedó hasta el 2011 cuando "Fabián Blengino me ofreció ir a trabajar como Head Pro al Country Club Las Palmas, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Manejaba un grupo de 23 profesores en una de las entidades más importantes de ese país. Al terminar el contrato me fui, por cuestiones familiares, a España, ahí pude compartir experiencia con grandes profesionales y armamos una academia de tenis en Valencia. Con Atlético de Rafaela siempre tuve algo especial, y cuando me dieron en 2018 la posibilidad de regresar al club, obviamente que me interesé. Además tengo allá a mis tres hijos, Tomás, Valentino y Jerónimo".

- ¿Cómo se vio afectada la actividad de base del tenis?

- "En nuestros clubes, los protocolos que tenemos que cumplir son muy rigurosos por la gravedad de la situación. Los hay en la llegada al club, en el trato de los profesores con los chicos y de ellos entre sí, y también en las clases con mayores. España permitió rápidamente las actividades deportivas al aire libre y la gente tenía tanta necesidad de moverse como miedo al contacto con otra gente. Entonces, las características del tenis lo posicionaron como uno de los deportes más practicados. Visto desde ese lado, la realidad nos potenció, ya casi no hay espacio para clases a mayores y las escuelitas están en el límite de capacidad permitido. Es difícil saber qué puede pasar, creo que en el orden y en el sitio que sea, nadie tiene claro cómo será mañana. Lo real es que todo depende mucho de cómo actuemos los seres humanos y de que la vacuna llegue lo antes posible. Además en Europa tenemos el fenómeno Filomena, una ola de frío intenso y grandes nevadas que paralizaron o sencillamente aislaron ciudades completas. Hoy la provincia de Valencia está cerrada y sólo se puede entrar o salir con permisos especiales. Tenemos toque de queda a partir de las diez de la noche y los bares deben cerrar a las cinco de la tarde, mientras que en lo específico del tenis, han suspendido los torneos para menores de 12 años".

- ¿Qué análisis hacés de los circuitos profesionales de tenis en el año anterior y como imaginás que será éste?

- "El 2020 fue totalmente atípico, primero por la larga interrupción de la actividad, por como debieron adecuarse los jugadores para volver a entrenar y a hacerlo sin tener torneos para jugar, y luego el regreso de estos sin público y con todos los temores que representaba, porque creo que todos en algún momento tuvimos miedo de enfermarnos. Además, para muchos jugadores que no tenían respaldo económico, todos esos meses en pausa fueron muy duros. Por eso, creo que analizar resultados o cómo ha quedado cada ranking no tiene mucho sentido. Y este año, si bien hay más torneos que han pedido fecha, tampoco parece que vaya a ser normal. Los torneos grandes, por efecto de la televisión, podrán mantener a sus sponsors y no van a tener problemas. Pero los certámenes chicos que permiten que los jóvenes vayan insertándose en el profesionalismo, van a ser perjudicados, y todo el sistema lo va a sentir. Además los viajes están condicionados, hay miedo a ir a hoteles, creo que va a ser un año de transición hacia lo que uno espera que vuelva a ser lo que conocíamos. Pero eso no será a corto plazo".

- ¿Cómo se ha visto afectada tu vida, cómo llevás los temores por tu salud, por la familia que tenés cerca, y por la que está del otro lado del océano?

- "En primer lugar, tomé conciencia de que hay que cuidarse sin paralizarse por el miedo, y trato de transmitirle ésto a mis seres queridos. Sé que estoy expuesto por estar en contacto con mucha gente, y por ende puedo complicar a mi familia, y entonces extremo los cuidados. En el club cumplimos todos los protocolos sin excepciones, por nosotros y por los chicos. La madre de mis hijos hace lo mismo con ellos en Rafaela y yo trato de aportar lo mío a la distancia, al igual que con mi madre. Es un momento muy difícil y cada uno debe hacer su parte para salir de ésto con el menor daño posible".