Prensa San Telmo

Por Óscar Martínez. "Creo firmemente que todos tenemos un don, algo que nos diferencia de los demás y que nos hace especiales. Si lo descubres, entrenas y desarrollas podrás vivir tu vocación en plenitud. ¿Te imaginas cómo sería el mundo si cada uno desarrolláramos nuestro don y lo pusiéramos al servicio de los demás?". Un sueño posible, película dramática basada en el libro The Blind Side: The Evolution of a Game, dirigida por John Lee Hancock.
Los días son cada vez más cortos, el frío comienza a ganarle la pulseada al calor y no sólo se caen las hojas, ¡también se cae el pelo! Esto es que por un tema dermatológico que afecta a la mayoría de los mamíferos, y nosotros lo somos, una renovación por el cambio de clima. El problema es que a mí no me llega el reemplazo. Lo cierto es que la única estación que me gusta menos que esta es el invierno. Bueno, en una tarde gris plena de otoño, en un estadio enclavado en la Isla Maciel que nos recuerda a los encuentros de Liga, con tribunas escasas, una generosa fila de autos estacionados detrás de un arco y con una escenografía de casas bajas con techos de chapa, Atlético jugó su tercer partido en este torneo de ascenso. Volvió a empatar. Y otra vez cero a cero. Aunque la lectura sea muy distinta a la que sufrimos hace una semana. Y el partido le haya ganado en belleza al entorno.
"El mediocampo es el corazón del equipo", asegura Jorge Burruchaga. La frase del campeón mundial del 86 es clara, muy buena conceptualmente, y sencilla. Cuando se habla de fútbol, se sabe que en ese sector del campo de juego está la clave. Se pueden lograr resultados épicos con una defensa sólida, se consigue festejar victorias sólo con el ataque, pero los campeonatos los suelen ganar aquellos equipos que tienen el mejor mediocampo. Y más allá que Atlético ha presentado en casi toda la etapa de Walter Otta como entrenador una defensa deficitaria, hoy el mayor problema parece estar en el medio. Los rivales consiguen llegar demasiado armados a la zona de definición, es decir que la contención es mala. Y le ha costado horrores generar juego, lo que deja demasiado aislados a los delanteros. Así fue en los dos primeros partidos y hasta los 15 minutos de la segunda etapa de ayer donde, al menos hacia adelante, se vio lo mejor del equipo. Sin embargo, el gol sigue sin aparecer.
En el primer tiempo rezamos para que no nos hagan esos goles. En el segundo, maldecimos los que no pudieron concretar nuestros delanteros. Es que dispusieron de un par de situaciones inmejorables que terminaron en bloppers, como si se vivieran la dulce y trágica historia del sátiro virgen, ese mitológico ser repleto de lascivia creado por Oskar Blotta para Satiricón. "Es gol cuando la pelota traspasa la línea del arco, por ende los goles no se erran", dice una sentencia futbolera. Bueno, ayer por la tarde, los jugadores de Atlético dieron por tierra con ésto, porque realmente erraron un par de goles. En definitiva, pudimos perder desde el comienzo y mal, y luego debimos ganar. El empate tiene sabor a poco porque la mejor imagen se dejó en el cierre.
Todo dicho por lo que escuchamos por radio y lo poco que pudimos ver por la tele. Entre que no podemos asistir a los estadios y que la televisación es eso que sufrimos ayer, bueno…Imagino a los técnicos del canal desesperados tratando de que la cosa no sea tan caótica. Un ratito se veía bien la única cámara que transmitía, luego se congelaba un tiempo que parecía eterno y cuando volvía lo solía hacer como en las películas de Sucesos Argentinos, cuando la velocidad de la imagen era sospechosamente rápida. Y en el medio, la ruedita como estrella. Ese círculo que da vueltas sin parar mientras se nos hincha le vena del cuello. Debo reconocer que en varios momentos del primer tiempo pedía que apareciera, cuando ellos atacaban, como si hiciera las veces de pilato que nos salvara. Pero sin dejar de reconocer que lo que verdaderamente va a salvar a este equipo es su corazón. No el de los jugadores, porque entregan hasta más de lo necesario. Se habla del de la cancha, el medio juego, que claramente necesita fortalecerse. Para que no nos falle el nuestro, el de los hinchas.