Aseguran que en este momento es clave para conocer la duración de la protección de las vacunas y para evaluar la vacunación heteróloga.
Nacionales 11/12/2021
Redacción web
Para Eduardo López, infectólogo del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y asesor del Gobierno, la estrategia sanitaria más importante para contener al coronavirus y evitar que sigan subiendo los contagios es la vacunación. Pero otra clave son los testeos. Un punto débil de Argentina.
«Testear, testear y testear», es una frase que marcó su postura desde el inicio de la pandemia. López aún pide lo mismo, «porque nunca se testeó lo suficiente». Pero ahora también pide «testear diferente». Que Argentina incorpore testeos serológicos a gran escala.
La idea es que así se pueda conocer el nivel de inmunidad con la que cuentan las poblaciones de cada ciudad y cuánto tiempo mantienen sus niveles de protección las vacunas.
Esta propuesta fue subida el lunes pasado a Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MPDI), una plataforma de acceso abierto de artículos científicos. No para que sea evaluada por pares sino para que «la lean (y consideren) los jefes de estado de América Latina». Su firma está junto a la de cuatro expertos en microbiología, salud pública, farmacología e infectología de Brasil, Chile, Colombia y México.
Según el abstract, “las pruebas serológicas se perfilan como una herramienta epidemiológica importante para evaluar la respuesta inmune desencadenada por la infección y la vacunación, así como la duración de la respuesta inmune”.
Los testeos serológicos, que son las pruebas de anticuerpos, detectan la respuesta del cuerpo ante la infección actual o previa, incluso después de que se haya eliminado el virus. Para obtener la muestra, solo se necesita una pequeña muestra de sangre, un pinchazo en la yema del dedo.
“El manejo adecuado de la información es vital para la planificación, implementación y monitoreo de los planes de vacunación contra Covid-19 y las políticas de respuesta a la pandemia”, sigue el texto.
Lo que hicieron estos expertos fue analizar “datos y recursos a nivel regional y nacional de cinco países de interés”. El análisis incluye, dice López, “una discusión sobre las posibles acciones necesarias para abordar estas barreras para el testeo serológico a gran escala y facilitar la adopción de esta estrategia en la región”.
Los casos en Argentina comenzaron a subir. La cuerda estaba tensa en los 2.000 positivos diarios y esta semana se superaron los 3.000. La variante Delta, no Ómicron, es la causa de lo que se avisora en nuestro país como la base de la tercera ola. Una ola que, de suceder, nos encontraría con una alta tasa de vacunación y, como consecuencia, con menos internaciones y muertes por Covid.
“Los test sirven tanto para diagnóstico como para saber la cantidad de individuos que se enfermaron con clínica o sin clínica (con síntomas o no, registrados o no). También para saber si se generaron anticuerpos después de la vacuna y de las combinaciones de vacunas. O si son necesarias dar terceras dosis», enumera el experto.
Como lo dice el texto, López remarca que «el manejo adecuado de la información es vital» y resalta que la planificación que permite «puede servir también para reducir el impacto negativo de la crisis sanitaria en la economía de los países de la región».
Para Elena Obieta, médica infectóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), «la serología serviría con fines de investigación epidemiológica». Pero, advierte, no como reemplazo de los escasos hisopados.
«Porque una persona vacunada puede tener serología negativa (ausencia de anticuerpos), no está establecido cuál es el punto de corte para medir anticuerpos. Además, nadie va a medir anticuerpos anti-RBD, la punta de las espigas del coronavirus y que representa la llave de entrada del virus a las células. Y tiene importancia la inmunidad celular. Hay que testear más hisopando», insiste.
López aclara que la ciudad de Nueva York y España sí hicieron un estudio donde se pudo medir la inmunidad. «La clave es que nosotros estamos vacunando con esquemas heterólogos (combinación de vacunas) y este tipo de estudios nos puede permitir ver los niveles de anticuerpos que surgieron también de las combinaciones», aclara. ¿Sirven para detectar «bolsones» de grupos no vacunados? López dice que esos datos «saltan en estudios de seroprevalencia».
En Argentina se hicieron estudios cualitativos, pero no se cuantificó la cantidad de anticuerpos que tenía la población. Ahí apuntan los expertos de esta publicación.
Cabe recordar que durante los primeros seis meses de la pandemia en el país, en 2020, el Gobierno llevó adelante estudios de seroprevalencia. También lo hizo la Ciudad y los resultados arrojaron que en ese lapso ya el 10% de los porteños había tenido coronavirus, aunque solo un tercio de ese porcentaje había sido reportado.
El subregistro de casos, más aún en contactos estrechos a los que durante meses nunca se instó a hisoparse sino sólo a aislarse, también es un clásico pandémico de nuestro país.
Desde el Ministerio de Salud de la Ciudad dicen a Clarín que «la gente no puede ir a un centro de testeo, donde se hacen hisopados, a medirse anticuerpos». La decisión de testear de esta manera, cuando se realizó en suelo porteño, fue puntual. Y con fines de estudio. No personal.
Cabe recordar que quien desee testearse anticuerpos en un centro privado, por ejemplo, no aportaría datos a los fines que López sugiere en su paper. Esa información es individual, no entra en un registro nacional.
«El 27 de octubre de este año comunicamos que el 89% de la población de la Ciudad tiene anticuerpos. Por la vacuna o post enfermedad», dicen desde el Ministerio de Salud porteño.
Esos datos forman parte de la “Encuesta de Seroprevalencia Covid-19″, que entre agosto y octubre llevó adelante la Ciudad junto a la Dirección General de Estadística y Censos. Se hizo a través de una muestra de 2.000 hogares seleccionados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) siempre resaltaron el valor de las pruebas serológicas para propósitos de monitoreo e investigación. «Pero no hay consenso sobre el uso de las pruebas serológicas para entender la robustez y durabilidad de la respuesta inmune, sobre todo después de la vacunación», cierra López. (Clarín)
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