Uso de glifosato: una discusión como en Rafaela, pero en Australia

Nillumbik Shire es una ciudad ubicada en el Diamond Valley, al norte de Melbourne en Australia. Una localidad pequeña, con una geografía ondulante pertenece al Estado de Victoria.

El sector agrícola desempeña un papel importante en el ámbito económico, social y en la estructura ambiental, ya que casi el 90 por ciento del distrito es rural, aunque con suelos pobres pero con una escala de tenencia de la tierra que sugiere una creciente falta de viabilidad económica.

Hace más de una década que la localidad viene trabajando en la conservación de la fauna y la flora, pero con la conciencia de generar un nivel de servicios adecuado a la vida en la ruralidad, con la misma calidad de los que viven en el casco urbano, pero con características dispersas, de mayor aislamiento social, con mayor necesidad de conectividad en cuanto a transporte y comunicaciones, teniendo en cuenta que la comunidad se compone en general de viviendas unifamiliares, pero con una tasa de crecimiento relativamente baja que ronda las 65 mil personas.

La agricultura aporta un uso importante de la tierra, para la producción de alimentos, con una mirada que incluye la contribución a la biodiversidad, la gestión del paisaje y la cultura. Comenzó a pesar de la reglamentación un debate sobre los procesos productivos y es por eso que en el avance de este siglo crecieron las presiones para debilitar la viabilidad de los agronegocios.

Desde hace años la federación de productores de la zona pide políticas públicas que estén respaldadas por incentivos financieros, experiencia y reformas regulatorias para ayudar a abordar los problemas económicos y sociales que impactan en el medio rural, los usuarios de la tierra y la agroindustria.

Recientemente el Consejo de Nillumbik Shire propuso hacer una consulta pública sobre la posibilidad de introducir restricciones en la venta y uso de glifosato y otras sustancias químicas similares en ese municipio, a partir de las consultas de algunos sectores de la población.

«El uso de glifosato ha sido objeto de preguntas al Consejo y como parte de su revisión obligatoria de leyes locales, ha presentado esta propuesta a la comunidad más amplia de Nillumbik para comentarios y consultas», dijo el portavoz del cuerpo legislativo. Cabe destacar que esta es una medida de consulta, previo a la consideración de la aplicación de una ley restrictiva respecto a los herbicidas.

«No hay una posición formal del Consejo sobre este asunto o cualquiera de los elementos incluidos en el documento de discusión de la Revisión de Leyes Locales», dijo el vocero.

Extralimitado

La presidente del grupo de agricultores de la Victorian Farmers Federation, Ashley Fraser, no está contenta con la propuesta. «Es una extralimitación total de poder, el principal organismo regulador de Australia ha declarado que el uso del glifosato es seguro y no podemos permitir que los gobiernos locales vayan en contra de este consejo solo porque una minoría lo desea», dijo.

«Si quieren eliminar gradualmente el uso de glifosato, no tengo ningún problema con eso, pero restringir el acceso de las personas a un producto seguro y legal no está dentro de sus competencias». La Autoridad Australiana de Plaguicidas y Medicamentos Veterinarios (APVMA) ha concluido que no tiene ningún riesgo cancerígeno, al igual que el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer y el Observatorio Global del Cáncer.

Fraser dijo que notó una creciente presión sobre el uso de herbicidas y dijo que la organización trabajaría duro para contrarrestar este tipo de movimientos. «Consideramos que es un problema del derecho a cultivar y estaremos observando de cerca lo que sucede en Nillumbik«.

El tema de los herbicidas no fue el único movimiento de Nillumbik que llamó la atención.

La presidente de VFF, Emma Germano, dijo que su organización también estaba en contra de una medida propuesta en el municipio para prohibir el uso de alambre de púas y su relación con la vida silvestre, pero sin entender la utilidad en la cría de ganado y la seguridad, no sólo de los animales, sino de las personas, impidiendo que los rodeos lleguen a las rutas, incluso.

Es así que los productores toman este tipo de actitudes como reaccionarias y mal pensadas.

Un terrateniente rural y concejal en Nillumbik Shire dice que la propuesta de su propio consejo de restringir el uso de glifosato y prohibir su venta es «estúpida», más allá de todo el asedio internacional.

Karen Egan, proviene de una familia de agricultores y es uno de los dos únicos concejales rurales, dijo que la propuesta no tenía respaldo científico. «Es como un montón de burbujas de pensamiento que recibimos de los inexpertos en el tema, se trata de este tipo de síndrome de Bambi y creen en todos los mantras, pero no miran la ciencia que dice que el glifosato no es más riesgoso que freír alimentos a fuego alto o tomar café».

Egan agregó que a pesar de la tradición, Nillumbik Shire es un lugar difícil para ser agricultor. “Quieren que todo sea orgánico, lo cual está bien en un mundo utópico, pero no es la realidad”, además “hay tanto de lo que estas personas sin educación no saben y hacen estas declaraciones y la gente simplemente lo cree, no miran la ciencia, es increíblemente frustrante”.

Por su parte, Ashley Fraser de la Federación de Agricultores de Victoria, dijo que le sorprendió escuchar la propuesta de Nillumbik. “Mi reacción inicial fue simplemente negar con la cabeza, porque un consejo suburbano local no tiene la supervisión reguladora de los productos químicos agrícolas en Australia, por lo que, como consejo, realmente están sobrepasando su jurisdicción y experiencia. En Australia tenemos un sistema regulador basado en la ciencia que está supervisado por la APVMA y han considerado que el uso de glifosato está bien», en referencia a la Australian Pesticides and Veterinary Medicines Authority, un organismo similar al Senasa argentino.

Fraser dijo que estaba preocupada por el precedente que la propuesta podría establecer si se convirtiera en una ley local. “Si los municipios tienen la capacidad de ignorar completamente el proceso regulatorio adecuado, entonces es una pendiente muy resbaladiza desde allí”, sobre todo si no se conoce con exactitud todo lo que sucede en las unidades productivas.

«Como comunidad agrícola, necesitamos tener un proceso más educativo para las personas que no son agricultores sobre lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos».

Pérdidas

Una prohibición de los controvertidos herbicidas glifosato y paraquat, que es un herbicida más fuerte, es lo que se usa en Australia para complementar la producción, sin embargo su prohibición le costaría a los agricultores cientos de miles de dólares al año.

Alison Walsh de la Universidad de Australia Occidental y el profesor Ross Kingwell, economista jefe del Centro de Innovación de Granos de Exportación de Australia, modelaron los resultados para los agricultores en la región de Wheatbelt de Australia del Oeste (WA) si los herbicidas estuvieran prohibidos.

«Las pérdidas para un campo de pocas hectáreas podrían representar hasta cientos de miles de ganancias», dijo Walsh de concretarse algún tipo de invalidación en el uso de producto, pero sería de mucho más si sólo los herbicidas estuvieran prohibidos en Australia pero no en todo el mundo, ya que esto perjudicaría a los productores de ese país sin aumentar los precios internacionales de los granos. Esto es lo que releva su tesis de maestría en la UWA.

«Los costos aumentan significativamente. Creo que fueron unos 20 mil dólares para un campo promedio que usa herbicidas alternativos, con una eficacia ligeramente menor».

En 2019, la compañía farmacéutica Bayer, que vende Roundup, estimó que «se vendieron alrededor de $ 400 millones de productos a base de glifosato en el mercado australiano cada año, lo que lo convierte en el producto químico agrícola de mayor venta en el mercado australiano».

En 2020, Bayer pagó 10.900 millones de dólares en acuerdos por una demanda que alega que el glifosato causa cáncer.

A medida que ha aumentado el número de países que prohíben el glifosato, ha aumentado la presión para hacer lo mismo en Australia, o al menos reducir la dependencia de los agricultores en él, con el fin de proteger la salud y mantener el acceso a los mercados internacionales.

En Australia como en el resto del mundo, los productores agrícolas dependen de los herbicidas para hacer el trabajo pesado en términos de control de malezas y el glifosato es el herbicida número uno, el cual aún no ha podido ser reemplazado o alcanzado en sus resultados por otros productos.

Si bien algunos productores han comenzado una transición agroecológica para evitar aplicar productos químicos, pero depende de la actividad y el nivel de costos de producción, sin embargo, el profesor Kingwell no cree que los pastos puedan reemplazar completamente a los herbicidas.

«Los científicos especializados en malezas como yo siempre hemos considerado que los pastos son una buena opción, pero es necesario combinar una serie de herramientas, incluidos los herbicidas, para obtener un programa de manejo de malezas sostenible», no sólo apuntando al ambiente, sino también en cuanto a la rentabilidad de la actividad que le da sustento a gran parte de la población australiana.