Inseguridad en Rafaela: la otra cara de una realidad que duele;… y cansa

En el caso que nos ocupa la víctima (a la que llamaremos Cecilia que es un nombre de fantasía) tuvo que soportar algunas situaciones complejas en su vida cotidiana. Sin embargo, con mucha entereza, hizo todo lo que estuvo a su alcance para salir adelante. Y de a poco comenzó a conseguirlo. A punto tal que hace solamente algunos días, recibió de parte de la inmobiliaria elegida las llaves del PH -propiedad horizontal- que va a ocupar en sólo algunas semanas. Junto con esas llaves le entregaron -a modo de reconocimiento- una botella con una bebida como atención por la elección.
El viernes pasado, una vecina le avisó que la puerta de acceso a su futura vivienda estaba abierta y le preguntó si ella se había olvidado de cerrarla. Cuando Cecilia llegó al lugar -en el barrio La Cañada- se encontró con ese panorama y también con un portón de acceso que habían abierto; un vidrio de una ventana que habían roto para sacar el pasador y destrabar dicha ventana para ingresar a la propiedad que por el momento estaba vacía. Sólo tenía la mesada y el calefón en la cocina; y los artefactos y la grifería del baño.
No obstante ello, él o los delincuentes, revisaron todo. Y finalmente sólo se llevaron la botella obsequio entregada por la inmobiliaria.

Formularios escasos

Tras todo lo sucedido Cecilia (reiteramos que es nombre de fantasía) avisó a la policía y al lugar concurrió personal de la Comisaría Nº 1 por razones de jurisdicción. La actitud de los uniformados fue la correcta. Claro que apenas llegaron le anticiparon que se habían quedado sin formularios para tomar denuncia (¿será porque no les entregan o porque se terminan enseguida debido a la gran cantidad de robos que existen?) así que tuvieron que tomar nota en un papel cualquiera, indicándole a la damnificada que luego debería pasar por la dependencia a firmar la denuncia pertinente.

Daño y más…

Claro, en cuanto a lo económico podríamos decir que Cecilia no resultó demasiado perjudicada, aunque deberá reponer el vidrio de la ventana y seguramente, comenzar a pensar en rejas y todo tipo de elementos que puedan ¿servir? -está claro que casi nada sirve para parar a los ladrones que están siempre varios pasos más adelante- para evitar estas cosas en el futuro. Pero indudablemente lo que más afecta a la víctima es la sensación de inseguridad que ahora la golpea. Porque ya soportó algo muy difícil de digerir y es que violen su intimidad, sabiendo que de aquí en más -haga lo que haga- estará a merced de la delincuencia. Más aún sabiendo que deberá retirarse de su futuro hogar durante varias horas para asistir a su trabajo.

Ya cansa…

Sin dudas lo mismo que le sucede a Cecilia le debe ocurrir a gran cantidad de hombres y mujeres que han pasado por lo mismo en Rafaela y en el departamento Castellanos. Sin que nadie les brinde una respuesta. Al contrario, debiendo escuchar casi sistemáticamente las estadísticas mentirosas que pretenden instalar políticos y funcionarios nacionales, provinciales o municipales, más preocupados por armar listas o ganar espacios de cara a las elecciones que vienen y desinteresados decididamente respecto de lo que le pasa al vecino común, al que en poco tiempo comenzarán a visitar para quedarse con su voto.
Pero la gente ya piensa cada vez con más profundidad y los rafaelinos y la gente del Departamento está cansada y harta de escuchar siempre los mismos discursos y siempre las mismas falacias. En definitiva esos vecinos están cansados de soportar a la delincuencia que se mueve a sus anchas por todo el territorio provincial mientras los funcionarios poco o nada hacen para tratar de terminar con el flagelo. Ojalá alguno caiga en la cuenta de lo que pasa. El tema de la inseguridad -desmadrada en Rafaela, la región y la Provincia- es una realidad que cada vez duele más y lo que es peor aún, es una realidad que cada vez cansa más. Seguramente cuando los que deben gobernar quieran darse cuenta, será demasiado tarde…