River eliminó a Atlético Tucumán y ahora se verá las caras con Boca

Recuperó la memoria. River llegaba de dos igualdades 0-0 por la Copa de la Liga Profesional y, en ambos compromisos, Racing y Arsenal le habían presentado una oposición caracterizada por la solvencia y el achique de espacios. Los intentos del conjunto dirigido por Marcelo Gallardo se habían tornado infructuosos y ni siquiera logró quebrar la resistencia cuando los rivales quedaron en inferioridad numérica por respectivas expulsiones. Sin embargo, la Copa Argentina suele ser un terreno cómodo para el Millonario, campeón vigente y líder en la tabla histórica de títulos por el certamen con tres consagraciones: derrotó por 2-1 a Atlético Tucumán, el mismo resultado cosechado ante el Decano en la Final de 2017. ¿Cuál será su siguiente rival? Nada menos que su clásico, Boca.

Los dos goles que abrieron el partido en el estadio Ciudad de La Plata fueron prácticamente calcados. La única diferencia se relacionó con el sector elegido para profundizar la maniobra. En primer lugar, Nicolás De la Cruz combinó con Agustín Palavecino y prolongó hacia la izquierda para la proyección de Fabrizio Angileri. La intervención posterior del lateral encontró la justeza necesaria para que Federico Girotti aparezca en las espaldas de Guillermo Ortiz y toque a la red. El segundo tanto se inició por un pase majestuoso de Palavecino en campo propio. La habilitación profunda encontró el desborde de Gonzalo Montiel por la punta derecha y la consecuente cesión hacia el medio que favoreció a Girotti, nuevamente ubicado en el mejor lugar posible. Doblete del delantero surgido en el club que ratificaba la confianza otorgada por Gallardo.

El plan de Omar De Felippe se asemejaba en gran medida a lo impuesto por Juan Antonio Pizzi (Racing) y Sergio Rondina (Arsenal) en los mencionados encuentros. El problema que encontró el ex entrenador de Newell’s, club al que comandó en su mejor actuación histórica en la Copa Argentina, fue la rápida desventaja que sufrió su equipo. Preparado para aguantar los embates rivales e intentar réplicas verticales y veloces con los volantes externos (Guillermo Acosta y Ramiro Carrera), el 4-5-1 que utilizó Atlético Tucumán en el primer tiempo careció de profundidad. Los únicos intentos del Decano llegaron a partir del manejo de la pelota parada, con un taco de Santiago Vergini y un remate furibundo de Marcelo Ortiz que finalizaron en las manos de Franco Armani. Se alejaba la oportunidad de revancha para el conjunto que había sido derrotado por River en su única clasificación a la Final del torneo integrador.

De Felippe buscó modificar el destino del encuentro con los ingresos de Ramiro Ruiz Rodríguez y Leonardo Heredia, futbolistas con notoria tendencia ofensiva. Sin embargo, River evidenció la comodidad que siente con mayores espacios y, en la primera jugada del complemento, hubiese sentenciado la historia si Girotti hubiese empujado el centro rasante de Montiel (interesante conducción de Lucas Beltrán, el restante punta que salió de titular ante las ausencias de Matías Suárez y Rafael Santos Borré). Alvarez también avisó mediante un tiro libre que salió apenas desviado y se presagiaba una clasificación cómoda que alargara a 24 encuentros el prolongado invicto en los 90 minutos en la competencia integradora.

El orgullo deportivo y una ráfaga impensada devolvió la emoción al encuentro. Al igual que ocurrió en la victoria contra Comunicaciones por 32avos de Final y en la remontada ante Sarmiento el sábado pasado, Atlético Tucumán salió con una actitud opuesta al segundo tiempo. Heredia justificó su ingreso con una definición de volea, a la salida de un tiro de esquina, y le convirtió el primer tanto a River en la Copa Argentina desde los 16avos de Final de la edición pasada (empate 1-1 contra Gimnasia de Mendoza, con posterior clasificación por penales). En la maniobra siguiente, un centro de Gabriel Risso Patrón fue peinado por Javier Toledo y no llegó a ser conectado por el propio Heredia, que estuvo próximo a sellar la igualdad. Envalentonado por el descuento, el Decano comenzó a agigantar la figura de Armani, que se exigió al máximo para desviar un zurdazo de Carrera, un cabezazo de Ruiz Rodríguez y una chilena de Acosta.

Gallardo optó por Bruno Zuculini y Rafael Santos Borré para recobrar el control de un partido que se había tornado incierto. De hecho, Oscar Benítez malogró una opción concreta (flojo rechazo previo de Jonatan Maidana) para alcanzar el empate. Aquella sería la última sensación de riesgo que soportó el Millonario, que pasó de disfrutar de un trabajo colectivo destacado en el primer tiempo a sostener la diferencia exigua en el cierre del encuentro. Al igual que ocurrió en 2017, cuando la conquista de la Copa Argentina ante Atlético Tucumán le permitió medirse con Boca en la Supercopa Argentina, el Xeneize asomará nuevamente en el camino inmediato a un triunfo contra el Decano.