Silvia Bertolaccini: La eterna voz del golf

Por Oscar Martínez. En “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”, Jorge Luis Borges narra en dos páginas la vida completa de un gaucho, y reduce toda esa existencia al único acto de una noche. En ese cuento figura un párrafo que confirma su filosofía: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre (o una mujer) sabe para siempre quién es”.
Seguramente que Silvia sabe cuándo fue ese momento. A nosotros nos ocurre en cambio que, sin necesidad de conocerlo, sabemos claramente quién es como persona, lo que representa para el mundo del golf, y fundamentalmente, lo importante que es para la ciudad como embajadora. Por si hiciera falta, la biografía de Bertolaccini se puede resumir aseverando que es pionera del golf argentino en el mundo profesional, fue la primera jugadora en la historia de nuestro país en clasificar a la LPGA, donde jugó de 1975 a 1990 y ganó el Colgate Far East Open en 1977, el Civitan Open en 1978, el Colgate Far East Open en 1979 y el Mazda Classic of Deer Creek en 1984. Luego de su retiro, Silvia fue directora de torneos y comenzó a trabajar en ESPN, donde las transmisiones junto con Paco Aleman se volvieron icónicas y únicas a través del tiempo para convertirla en la voz más reconocida y respetada por los seguidores del golf en Latinoamérica. En 2014 fue reconocida con el Premio Asociación Argentina de Golf, que se entrega a las personalidades que contribuyeron al crecimiento y desarrollo de este deporte en el país, siendo la primera mujer en sumarse a nombres ilustres de la historia como Roberto De Vicenzo.

Se te extrañaba…

“Hacía unos quince meses que no venía a Rafaela, así que apenas recibí las dos dosis de la vacuna decidí hacer este viaje para estar un tiempo con mi familia y sentir la “normalidad” de viajar”.
¿Cómo viviste este tiempo de conmoción?
“Yo vivo en una localidad pequeña, en el estado de Maine, al noreste de Estados Unidos, y en principio fue un shock. Imagino que aquí fue algo similar. Tenía miedo hasta de ir al supermercado, regresaba y lavaba la ropa, las zapatillas y lo mismo con cada cosa que llevaba a casa, porque no sabíamos bien de qué teníamos que defendernos. Pero de a poco, tratando de asimilar todas las informaciones, fui aprendiendo de qué se trata el Coronavirus. En el verano pude seguir jugando al golf en el club del que soy socia, con muchas precauciones, limpiando y desinfectando permanentemente los carritos, el club house estaba cerrado y sólo se podían usar los baños, pero podía gozar de los beneficios del golf, eso de caminar al aire libre, de respirar en medio de la vegetación…pero todo lo demás era atemorizante. Por eso la vacunación es un gran alivio, en Estados Unidos se está haciendo muy rápido”.
Y un día tomaste la decisión de subirte nuevamente al avión…
“Sí, pensaba que nunca más podría venir a Argentina, pero luego leí que el avión es un sitio seguro por la circulación de aire y la limpieza, y recibir la vacuna cerró el círculo. Al hacer la reserva me enteré de todos los requisitos que debía cumplir para entrar al país, como tener el PCR negativo hecho 72 horas antes de viajar, saqué un seguro contra Covid, bueno, me sentía nerviosa por el temor a que me faltara algo. Salí de Boston y fue raro ver el aeropuerto con tan poca gente y viajar en un avión a medio completar, pero ya en Miami fue distinto y el vuelo hacia aquí era uno normal, salvo por las medidas de seguridad, como tener todo el tiempo el barbijo, incluso cuando se duerme. Y en Buenos Aires me encontré con migraciones casi vacío, algo lógico todavía”.
¿Cómo afectó a tu deporte la pandemia?
“El golf amateur ha tenido la mayor cantidad de jugadores de los últimos años, los clubes florecieron porque muchos empezaron a jugar o simplemente volvieron a hacerlo. A nivel profesional se detuvo la actividad unos meses y luego se retomó lentamente, los Mayors se postergaron para fin de año, el Master se jugó en noviembre y recientemente se jugó el Players Championship, que ganó Justin Thomas. Los jugadores aceptaron los protocolos y los cumplen, entendieron que era fundamental para que el circuito siga con esta nueva normalidad, y entonces hubo pocos casos de Covid entre los golfistas, cadies o integrantes de las entidades organizadoras, y no fueron graves. Y muy lentamente se está permitiendo el regreso de los espectadores”.
¿Afecta al golfista jugar en soledad?
“Jugar sin público es muy diferente a hacerlo con gente, sobre todo cuando se juega la etapa definitoria de cada torneo. El Master sin ovaciones fue raro y los jugadores extrañan eso, el contacto con la gente, sentir sus reacciones…”
Y hablando de extrañar, ¿Cómo te sentís en tu nueva vida?
“Bien, muy bien. Aceleré mi retiro, probablemente me hubiese quedado un par de años más comentando, pero cuando supe que ESPN pasaba el centro del golf a Buenos Aires, entendí que era el momento, que no sería tan divertido hacerlo de ese modo. Y fue poco tiempo antes del comienzo de la pandemia. Por supuesto que extraño, y que seguramente me pasarán cosas cuando comiencen los grandes eventos. Estoy siempre en contacto con Francisco Aleman y Hernán Rey, pero no es lo mismo que compartir transmisiones como antes. Pero disfruto esto de poder hacer lo que quiero sin estar atada a un calendario. Es dejar atrás una etapa que será inolvidable y empezar una nueva”.
¿Cómo ves este momento del circuito con tantos estadounidenses al frente del ranking?
“Creo que ésto es circunstancial, y puede cambiar apenas se juegue con continuidad. El circuito se reacomoda a la ausencia de Tiger Woods, que ha sido una figura fundamental, y eso se siente. Nada será igual sin él. Hay grandes figuras, un grupo de excelentes jugadores de entre 22 y 25 años, pero evidentemente el sitio de estrella aún lo tiene Tiger, y no está. Creo que solo Bryson DeChambeau hoy atrae, más allá de los resultados, por la potencia de sus golpes. A mí me gusta Dustin Johnson, que es el número uno y ya tiene 36 años, pero no posee ese carisma que suele atrapar a los que no son seguidores y ven más allá del juego puro. Es difícil imaginar que aparezca alguien que logre al menos algo de lo que consiguió Tiger”.
¿Creés que el accidente definitivamente terminó con su carrera?
“Ahora sí. Aquella victoria suya en el Master del 2019 fue increíble y me hizo creer que aún tenía cosas grandes para dar, que podría ganar algún otro Mayor, pero este accidente cambia todo, lamentablemente. Su influencia en el golf no termina, pero creo que como ganador de torneos sí”.
¿Y cómo queda su imagen después de todo lo vivido y sufrido?
“Muy bien, se recuperó fuertemente después de su historia de divorcio y todo eso. Se vio en la preocupación de la gente tras su accidente. Tiger es un gran ejemplo para todo el mundo del golf, aconseja a varios jugadores, comparte experiencias con ellos, ha sido inspirador para muchísimos otros y puede ser muy importante ahora como referente. Su fundación ayuda a mucha gente. Imagino que como nosotros, debe estar agradeciendo haber salvado su vida y tal vez enfocarse en su hijo, que también ama al golf”.
¿Cómo sigue tu vida ahora?
“Sigo jugando tres veces a la semana durante la temporada, estoy con mis sobrinos, mi familia, viajaré todo lo posible, disfrutaré del tiempo libre y vendré a Rafaela cada vez que pueda”.